Salsa Única, son y calor
Por Nuria Barbosa León

Una orquesta que surte comentarios entre los habaneros es Salsa Caliente, agrupación con ocho integrantes y un repertorio de son cubano al estilo tradicional marcada por la improvisación de su cantante Salamé.

Este fin de semana, la Casa de la Música de Miramar, patrocinada por la disquera cubana EGREM, los acogió en su escenario y allí bailó hasta el sordo.

El lugar es un amplio salón diseñado con ambiente oscuro y luces de colores donde el movimiento se distorsiona al compás de la música, un fuerte aire acondicionado hace que el calor emanado por el movimiento no se concentre y la música se oiga a altos decibeles para que no haya otro tipo de conversación que la marcada por el compás del son.

El escenario es elevado por encima de las mesas del público que disfruta de la cerveza fría, el ron y el saladito acompañante. Salsa Única inició su actuación en vivo después que los bailadores tuvieron un tiempo de calentamiento con música grabada.

La música en vivo se inició con “El cariñito”, luego vino la genial improvisación al interpretar “Yo quiero que tu lo cantes”, más tarde una balada salseada con “Señora, a veces la vida” y siguieron los coros de “Que me dejen vivir tranquilo, que me dejen vivir en paz”.

Para variar el ritmo entró “La Mazucamba” que recuerda a las melodías caribeñas para luego poner la pista caliente con: “La Habana me queda chiquita”; “El loco soy yo”; y “Quiéreme como te quiero yo”.

Con esos temas, los bailadores se pusieron eufóricos, los hombres se separaron de las mujeres y las cinturas y caderas de estas realizaron movimientos agitados que hacían pensar en sexo, Hasta hubo competencias para mostrar quién era capaz de bailar más rápido y sensual a la vez.

Hubo calma cuando el gran cantante improvisador saludó a los presentes en cuartetas y felicitó a los que cumplían años lo cual logró una empatía con el público extasiado de baile, ron y calor.

El punto estuvo con una versión cubana del tema “Ojalá llueva café en el campo” del famoso Juan Luis Guerra, donde la fusión del merengue con el son mostró que ambos ritmos se complementa y que no hay barreras entre uno y otro.

El concierto de Salsa Única duró más de una hora, al concluir, después de mucho movimiento de cadera y cintura no había cansancio, el relajamiento era total y el cuerpo estaba preparado para otra tanda mayor de más son.

Buena carrera profesional se le augura a esta orquesta que lleva varios años soneando pero que hace sólo un año tiene el formato actual e hizo reformas en sus composiciones.

Aplaudamos a este grupo que se inicia con mucha fuerza y que será, sin dudas, un grupo que dará mucho para hablar.


 

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