La masacre sionista de Jenin




Jenin para no olvidar


febrero 2007
Durante la última guerra de ocupación lanzada por el ejército sionista contra las ciudades, aldeas y campamentos de refugiados en Cisjordania, el campamento de refugiados de Jenin ocupó un importante espacio en el interés internacional. Lo primero que llamó la atención de ese pequeño campamento, que ocupa un área de apenas un kilómetro cuadrado, fue la heroica lucha de sus combatientes y población y su legendaria firmeza ante la moderna maquinaria de guerra sionista a pesar de sus limitados recursos.

No obstante, el mundo captó las imágenes de la matanza que estaba cometiendo el ejército israelí. Las noticias de la masacre comenzaron a filtrarse a los medios de difusión masiva, más allá del cerco y del hermetismo informativo impuestos por las hordas de la ocupación.

Historia de un campamento

El campamento de Jenin se erigió, en 1953, sobre una colina rocosa al oeste de la ciudad del mismo nombre, para albergar, en aquel momento a alrededor de cuatro mil palestinos refugiados en esa ciudad, después de salir de Haifa y de las aldeas cercanas, así como de la llanura de Marg Ibn Amer y otros poblados del llamado Triángulo.

Hasta mediados de mayo de 1948, en el lugar del actual campamento existía una base militar del ejército británico de Fideicomiso.

Poco a poco la población refugiada fue creciendo hasta que alcanzó la cifra de 13 mil 055 personas a finales del año 2001, según estadísticas de la UNRWA, Agencia de Naciones Unidas de Socorro y Trabajo para los Refugiados Palestinos.

El cerco y la destrucción del campamento se produjeron tras seis fracasados intentos militares llevados a cabo por el ejército israelí de ocupación para destruir la firme y combativa moral de los pobladores y liquidar y enterrar allí los símbolos de la resistencia. Jenin representó para los ocupantes una pesadilla que perturbaba los estratos militares y de seguridad, además de obstaculizar sus planes políticos, porque el campamento devino ejemplo, en lo que a resistencia y firmeza contra el ocupante se refiere, para los demás poblados, ciudades y campamentos palestinos. Ese pequeño campamento rechazó contundentemente la ocupación con la participación en la batalla decisiva de todos sus hijos, de todas las edades y sectores, con todo lo que encontraron a su alcance, desde la piedra hasta el fusil.

La víspera del 29 de marzo del 2002, fecha en que el enemigo sionista lanzó la guerra total contra las ciudades, poblados y campamentos de Cisjordania, ese campamento estuvo presente en el corazón de esta contienda, tal como expresaron los medios sionistas de información. Es que para los israelíes era inaceptable que un campamento de limitada área y escasos recursos, pudiera convertirse en un gigante y una contrapartida a las fuerzas de la ocupación con todo su poderío militar.


El campamento de Jenin es el más pobre de todos los campamentos y el de mayor densidad de población, pero sus habitantes nunca abandonaron el lugar, ni renunciaron a sus modestas viviendas, a pesar de la crueldad del estado de sitio impuesto implacablemente, la capacidad de destrucción, la escasez de los abastecimientos, la falta de materiales de primeros auxilios y la casi total carencia de agua potable.

Diario de la matanza

En la tarde del 2 de abril del 2002, el ejército israelí comenzó a movilizar sus tropas y a destacarlas alrededor del perímetro del campamento. Con la caída de la noche, el área estaba cercada por más de 200 blindados, entre tanques, vehículos y diferentes medios de transporte militar.


Las fuerzas israelíes dirigieron sus armas contra la población de Jenin, lejos del lente mundial ya que no permitieron a los medios de información acercarse al lugar. No obstante, algunas llamadas telefónicas de la población y los testimonios de los que pudieron salir con vida, además de las confesiones de algunos oficiales y soldados enemigos sobre el curso de la operación militar, permitieron, en cierto modo, precisar lo que realmente sucedió allí.

Con los primeros rayos de sol, en la mañana del 3 de abril, las tropas israelíes comenzaron el fuego de artillería contra el campamento y los tanques iniciaron el avance bajo las cortinas del constante bombardeo aéreo que duró todo el tiempo del cerco. Tras cinco días de bombardeo diurno y nocturno, las excavadoras israelíes se dieron a la tarea de demoler las viviendas con sus habitantes adentro, apoyadas en todo momento por el fuego intenso de los tanques, helicópteros, cazabombarderos F-16 y proyectiles de grueso calibre.

Los buldózeres y tanques avanzaron en dirección del campamento y destruyeron varios edificios habitados por cientos de personas.

Entonces, por primera vez, se comenzó a hablar de una matanza en el campamento. Los soldados israelíes recibieron órdenes precisas de abrir fuego contra todo lo que se moviera aunque fueran las personas desalojadas de sus casas. El bombardeo de aviones, helicópteros y tanques duró diez días antes de lanzar el asalto final contra el campamento.

Una masacre planificada

La masacre estaba planificada de antemano, y se llevó a cabo por órdenes militares precisas, para que las tropas emplearan todas las armas pesadas contra los objetivos civiles y así asesinaran a toda la población del lugar, si fuera necesario. Al respecto dijo el ministro sionista de guerra, Shaúl Mofaz: "He adiestrado al ejercito para la lucha urbana y contra los civiles".


El grueso de la fuerza que atacó el campamento estuvo formado por mil soldados y oficiales de la V Brigada Mecanizada, apoyados por una compañía de tanques pesados Merkava y unidades de ingeniería de campaña.

Nadie sabe con exactitud el número de víctimas de la población del campamento de Jenin. Desde el primer momento, se podía percibir que se estaba cometiendo una verdadera matanza y algunas de sus escenas salieron a la luz pública desde el primer instante de la embestida sionista contra el campamento. La barbarie hizo que comenzaron a levantarse voces que exigían el fin de la matanza o al menos que se supiera lo que estaba sucediendo en el lugar.

El ejército sionista había aislado al campamento e impidió el acceso de los medios de prensa al escenario del crimen, e incluso salió al paso de las ambulancias de la Media Luna Palestina y de la Cruz Roja Internacional para evitar que atravesaran el cerco militar. No se permitió a personalidades internacionales acercarse al campamento.