EL PCT CUMPLE 10 AÑOS

 

Hace diez años, un día como hoy, en la ciudad de Avellaneda, un grupo de camaradas fundaba el Partido Comunista de los Trabajadores. El núcleo principal era el que sólo un par de meses antes (en Noviembre de 2005) había publicado un documento que sería el desencadenante del proceso que llevaría a la creación del nuevo partido: la Carta Abierta a los Comunistas. En ella se denunciaba las prácticas autoritarias, decadentes, ruines, claudicantes desde el punto de vista ideológico, de la burocracia del PCA. Una burocracia dirigida por un banco que había decidido terminar con la política de la “unidad de las izquierdas” para ofrecerse como furgón de cola del kirchnerismo. Ante semejante giro a la derecha, un grupo de camaradas decidieron denunciarlo y encarar otro camino, para sostener la ideología, sus símbolos, el clasismo, la impronta revolucionaria y la necesidad de la unidad de las izquierdas.

 

Mucho ha pasado desde aquellos días. Nos tocó ser parte de la autoconvocatoria de la izquierda que se dio en nuestro inicio, para contar nuestra experiencia de ruptura. También pusimos nuestra impronta en las discusiones de la marcha por el 24 de marzo del 2006, cuando se efectivizó la ruptura del movimiento Memoria, Verdad y Justicia por parte del kirchnerismo y sus personeros, a los que les importó solamente el concepto de los DDHH para el pasado, durante la Dictadura, olvidándose de los del presente. Se podría decir que el momento de mayor influencia, aunque con no tanta trascendencia mediática, fue durante el conflicto agrario del 2008, cuando fuimos los primeros en marcar la necesidad de una perspectiva independiente de la clase trabajadora, y declamamos la consigna “ni con el gobierno, ni con la oligarquía”. Los compañeros del Nuevo Mas señalaron el acierto de esa consigna y junto con ellos convocamos a una reunión en su CC, donde concurrió la mayoría de la izquierda revolucionaria. Allí se tomarían las posturas luego conocidas: los que sostuvimos la actitud independiente de la clase en el conflicto, y los que decidieron ir detrás de la Mesa de Enlace de la oligarquía. Participamos también en el espacio “Otro Camino para superar la Crisis”, con un conjunto de organizaciones de la llamada “izquierda independiente”. Intentamos con un sector del Bloque Piquetero generar la Central Popular de Lucha. Mantenemos grandes coincidencias con el “Espacio de Lorea”. Acompañamos cada lucha de nuestra clase, participando de todo espacio unitario haciendo hincapié en la necesidad de la unidad de los revolucionarios.

 

El PCT sabe que no es el partido de la revolución: pretende aportar para construirlo. El PCT no cree tener la verdad revelada dentro del movimiento revolucionario: defiende sus convicciones pero no quiere imponerlas, sino que aporten a la necesaria síntesis. El PCT sabe que ninguna de las organizaciones que luchan por la Revolución y el Socialismo por sí sola puede lograrlo, por lo que brega incansablemente por la unidad de los comunistas que no claudicaron y de los revolucionarios en general. El PCT adhiere y defiende a capa y espada al marxismo desde sus bases filosóficas, el materialismo y la dialéctica, el concepto de la lucha de clases como motor de la historia, y el leninismo como guía ideológica para la organización.

 

El PCT reniega de los cantos de sirena del progresismo posibilista, pero no de los procesos populares que enfrentan la expoliación capitalista. El PCT brega por radicalizar esos procesos, señalando la necesidad de la vía al socialismo, única forma de lograr la liberación de los pueblos.

 

El PCT hace hincapié en que no puede haber ningún cambio revolucionario que perdure, sin un cambio en la consciencia de al menos gran parte de la población, hoy alienada por la cultura impuesta por la clase dominante, la burguesía. Por eso señala como fundamental la lucha contracultural como línea política de los revolucionarios.

 

Hemos aportado para dejar atrás los viejos vicios de la vieja izquierda, que la han separado de las masas trabajadoras, y lo seguiremos haciendo. Estamos convencidos que deben derribarse las barreras que dividen al movimiento revolucionario. Las corrientes surgidas al calor de las luchas revolucionarias del siglo 20, después de la caída de la URSS y el bloque soviético, no tienen sentido. Hay que empezar de nuevo, desde las bases ideológicas que nos legaron Marx, Engels y Lenin. La división es funcional a los intereses de los explotadores.

 

Algunos de los fundadores ya no están físicamente con nosotros, pero nos acompañan siempre, en cada instante y en cada lucha. Los extrañamos y estamos orgullosos de ellos. Es con su acompañamiento y su guía que seguiremos luchando incansablemente por un mundo distinto a este cruel en el que vivimos, uno donde no existan las lacras de la explotación del hombre y la mujer por el hombre y la mujer, ni la miseria. Un mundo que sea digno de ser vivido por cada ser humano, y no por unos pocos canallas.

 

Con la convicción de que el Socialismo en el camino hacia la sociedad sin clases, el Comunismo, es ya no la única vía para lograr una sociedad justa para la especie humana, sino para salvar a la especie de su propia destrucción, seguiremos en la lucha, orgullosos de nuestra reciente historia.

 

Hasta la Victoria Siempre

 

Socialismo o Barbarie

 

Gustavo Robles

8-1-16

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