No es muy frecuente que un burgués en toda su esencia y comodidad de
explotador, se proclame como socialista o que quiere una revolución en que
todo sea de todos y seamos iguales y no exista la propiedad privada, es decir
una sociedad comunista. A no ser que por conveniencias económicas en su afán
de acumulación de riquezas, use esa postura para seguir enriqueciéndose,
especialmente en procesos de cambios profundos en que los pueblos han decidido
apoyar a quienes están al frente y representan sus aspiraciones, para
transitar hacia la liberación nacional en contra del yugo imperialista
norteamericano, todos sus satélites europeos y sus agentes criollos. Tampoco
es muy frecuente que un burgués, sin ánimos de lucro apoye un proceso que vaya
en la misma dirección, a no ser que este loco de remate.
O sea que, encontrar o ver a un burgués que dice “apoyar” los procesos que se
están viviendo en América Latina o se proclama “socialista” y
“revolucionario”, es que está acumulando riquezas gracias al“proceso” a su
regalado sabor y es poco probable que esté loco, lo mas seguro es que está
completamente cuerdo.
Conocer y reconocer ese tipo de actitudes de la burguesía o de algunos
burgueses en particular, no es difícil, la cosa se complica un poco cuando
hablamos de segmentos de la sociedad que dicen estar al lado del campo
popular.
No se pretende generalizar porque en esta “viña del señor” hay de todo y para
todo, especialmente parte de la juventud que tiene la oportunidad y el
privilegio de asistir a las universidades a forjarse no solamente en cualquier
carrera universitaria, sino que además tiene la oportunidad de ver y conocer
las diferentes corrientes del pensamiento político y económico universal y con
de todo ese rico bagaje de conocimientos se vuelven furibundos rebeldes y
revolucionarios, militan en agrupaciones o partidos tanto de derecha o de
izquierda, es decir hacen vida política. Al final de la carrera universitaria
y con el titulo bajo el brazo más el método de enseñanza que utilizan nuestras
universidades públicas y autónomas, salen como un producto de esas fabricas
universitarias de profesionales moldeados para servir al sistema capitalista.
En honor a la verdad hay que decirlo, que no a toda la juventud le sucede el
hecho de venir de estratos sociales del pueblo trabajador y que luego de salir
de la universidad sea candidato a pequeño burgués.
Juventudes estudiantiles y universitarias especialmente en los tiempos de
golpes de estado propiciados por los EE.UU. en nuestro continente,
transformaron las universidades en bastiones de resistencia y lucha junto a
las vanguardias revolucionarias, como clase obrera y sus organizaciones
políticas, en contra de esas oprobiosas dictaduras.
En todos los largos años en que nuestros países fueron dominados por la ola
del neoliberalismo, las universidades también fueron botín del neoliberalismo
en sus instancias burocráticas y lo más grave aún en su pensamiento, que lo
pusieron al servicio de las burguesías vende patria. Es frecuente que este
tipo de conversos que continua formando esa universidad neoliberal, sigan
llamándose y considerándose” revolucionarios” para la foto, pero en realidad
su pensamiento y su accionar siempre estará mirando y añorando en ser por lo
menos un pequeño burgués.
La famosa “autonomía” universitaria que costó vidas y grandes sacrificios a
generaciones pasadas, fue y es usada en estos tiempos como una generalidad en
las universidades públicas, de alcahuete de las roscas parasitarias en sus
estamentos burocráticos, para ganar remuneraciones que no condicen con las
situaciones reales de los pueblos. Con logias que se reparten como dueños, las
diferentes facultades de enseñanza, como producto de elecciones amañadas. La
calidad de esas universidades no se deja ver en su aporte en el debate del
pensamiento, en especial en estos momentos en que los pueblos de América
latina, están en rebelión y luchan en busca de una nueva sociedad.
Hay que apuntar las baterías de trabajo político hacia las universidades de
nuestros países, que deben de ser siempre democráticas y autónomas, pero al
servicio de las mayorías nacionales y no como fabricantes de profesionales al
servicio del sistema ni para mantener roscas parasitarias, que se engullen
gran parte de los presupuestos y que en nada contribuyen al desarrollo de
nuestros pueblos.
Todos tienen el derecho y deben tener la oportunidad de ir a la universidad,
en especial los sectores populares, pero es urgente cambiar el pensamiento y
accionar de ese tipo de Universidad, que se quedó anclada en el neoliberalismo
y se resiste avanzar al siglo XXI.
La universidad no es la única fábrica de pequeña burguesía, también hay los
pequeños y medianos propietarios, en todos los campos de la economía sean de
las ciudades o del campo, sectores propicios para el cultivo del egoísmo y el
individualismo (fomentados en esta etapa por estos gobiernos del cambio, con
créditos ), que poco les importa acaparar, especular, y hacer no importa que,
por la brega del lucro y su pretensión de montar al próximo estamento dentro
del escalón de la economía capitalista. No tienen problemas en llamarse
“socialistas”,”revolucionarios” y apoyan“los procesos de cambios”, en la
realidad son oportunistas porque siempre estarán al lado del más fuerte de
acuerdo a sus intereses personales. Pero a la hora nona, cuando ven peligrar
sus intereses egoístas y particulares son como los dráculas de la gran
burguesía, brincan al cuello y no les importa el tipo de gobierno, si es
progresista , o es de izquierda ni para donde va .
Primero son sus intereses personales y de grupos, después la solidaridad con
los trabajadores, los asalariados explotados, los sin tierra, los campesinos
pobres, las amas de casa, los desocupados, los vendedores ambulantes, etc. En
si poco les incumben los proyectos históricos de los trabajadores y sus
aliados, que son los productores y transformadores de las riquezasy son las
grandes mayorías nacionales.
Para el imperio como expresión de la dictadura mundial del capitalismo, toda
organización o procesos progresista, democrático y revolucionario que se
encamine a la construcción de una nueva sociedad, es tildado de peligroso a
sus intereses y si más apura, lo estigmatizan como terrorista.
Para esta política de penetración, tienen a la NED. , USAID, CÍA, y a la DEA y
una serie de onGs (que en su mayoría son nidos de francotiradores pequeño
burgueses), que funcionan como punta de lanza, perforando algunos sectores del
que hacer nacional, como los más vulnerables para confundirlos, por su
condición y esencia de clase, cuando se trata de avanzar hacia la liberación
nacional.
Entonces la pregunta es: ¿no hay que contar con este segmento nacional para un
proceso liberador? si, hay que tomarlos en cuenta, es un sector importante por
el papel que juegan en la economía, que les permite tener el tiempo necesario
para ocuparlo en hacer política, disponen de buen espacio de ocio que la clase
obrera no lo tiene, pueden acompañar el proceso un largo trecho, pero la única
condición indispensable de ese acompañamiento, es que se debe considerar que
este estamento pequeño burgués, no puede ni debe ser quien dirija ningún
proceso liberador ni organizaciones políticas o sindicales donde se ponga en
juego la salud de los principios y el accionar de las mayorías. Pues este
sector de la pequeña burguesía tiene muchos privilegios que perder, y cuando
actúa lo hace primeramente pensando en sus bienes e intereses personales y de
grupo. Su poco y casi nulo sentido de la solidaridad, no les alcanza para
renunciar a su mentalidad ambiciosa en favor del interés de la comunidad.
Primero es él y después los demás.
En toda la era neoliberal, el intervencionismo de los EE.UU. consistía en
someter a los gobiernos de turno como a lacayos obedientes a sus directivas de
saqueo y participación abusiva en las instancias del Estado, donde el
embajador norteamericano cumplía las funciones de un mandamás dentro del
Estado, papel que continúan ejerciendo en países, donde los pueblos aún no
logran tener gobiernos que dejen de jugar el papel de colonias de los EE.UU.
como es el caso concreto de Colombia y Perú.
Los organismos operativos de las embajadas Norteamérica, USAID y sus onGs, en
esa época, jugaban el papel de bomberos sociales tratando de apagar los
reclamos y movilizaciones de sectores del pueblo, mediatizando la lucha ante
las medidas de “ajuste”, “relocalización” laboral por no decir despidos
masivos de trabajadores., privatizaciones a granel de empresas estratégicas
del Estado, en obediencia ciega a los dictados del nefasto Fondo Monetario
Internacional.
La estrategia del imperio respecto a los gobiernos de Bolivia, Venezuela y
Ecuador principalmente, no tiene ningún secreto, es tratar permanentemente de
revertir por medios “democráticos”, “golpes a la Hondureña”, “golpes
militares”, el avance y consolidación de estos procesos que tienen el apoyo
mayoritario de sus pueblos.
En su objetivo principal la política de intervención norteamericana, varia
solamente en la táctica, pues sus actores y mecanismos son siempre los mismos,
al presente se dedican a soliviantar a aquellos sectores de la pequeña
burguesía, y sectores políticamente más atrasados, amplificando por todos sus
medios y su apoyo logístico, y utilizando a alguno de sus asalariados, las
reivindicaciones sentidas y no solucionadas por mucho tiempo, y además algunos
planteamientos de pedidos de cuotas de poder para que sean solucionadas de
inmediato bajo presión de marchas, o paros o huelgas, buscando siempre de
enfrentar a estos sectores en contra de sus gobiernos.
Se aprovechan también de otros entes sindicales o campesinos que sólo buscan
soluciones sectoriales, sin importarles un bledo el conjunto del país ni la
suerte de sus hermanos de clase. Persisten en su vieja política de pretender
atomizar las organizaciones y movimientos revolucionarios, con el afán de
contaminar la principal arma de los trabajadores y sus aliados naturales, como
es la unidad y luchas por sus reivindicaciones históricas, en la búsqueda de
una nueva sociedad, como la única solución y garantía de la sobrevivencia de
la especie humana, la naturaleza y el planeta.
No todos los males y percances de estos procesos, se los podemos adjudicar a
las burguesías y a sus aliados circunstanciales y oportunistas y a su patrón
el imperio. Es obligación de todo proceso revolucionarios, revisarse
permanentemente y en consulta directa con las bases a través de sus
organizaciones y movimientos que los sustentan en las funciones de gobierno,
realizar criticas y autocríticas, no con las cúpulas sino quedeben buscar la
mejor forma democrática y revolucionaria de llegar directamente a las bases,
porque solamente de ahí se podrá sacar como producto del análisis y la
discusión política, que es lo que está pasando dentro de las filas de los
partidos y agrupaciones que son parte de los gobiernos que nos ocupan, porque
ese acontecer es un reflejo directo sobre la gestión pública de estos
gobiernos y como es natural tiene que ver con el día a día de todos los
ciudadanos.
En el caso concreto del movimiento que sustenta al Presidente Evo M., desde
las pasadas elecciones de diciembre pasado, se nota un relajamiento con signos
claros de descontento y frustración, porque en las direcciones departamentales
del MAS que en su gran mayoría están compuesta por pequeña burguesía, lograron
con la venia de sus superiores acomodarse en las listas de Senadores,
Diputados, Consejeros Departamentales y Concejales Municipales, en
nominaciones poco democráticas en que los favorecidos fueron, parte de la
cúpulas de dirigentes de los departamentos y distritos y con la escasa
participación de las bases que por una frágil “disciplina partidaria”
aceptaron sin chistar dichas candidaturas.
Otro caso significativo que tocó la sensibilidad de pertenencia partidaria a
las bases del MAS, fue que para las mismas elecciones pasadas, la alta
dirección Partidaria invitó a personalidades “amigas” ajenas al Movimiento a
presidir candidaturas a Gobernadores y algunas Alcaldías, especialmente en
departamentos del Oriente boliviano, candidatos que fracasaron porque no
alcanzaron atraer más votantes quela acostumbrada votación del MAS en estos
Departamentos.
Todo esto referente al orden interno del gobierno, ahora respecto a esa gran
mayoría de votantes y partidario del proceso, exige al gobierno que deberá
renovar y ratificar con los hechos y no con discursos, el compromiso que tiene
de seguir profundizando este proceso de cambios. Al comenzar un nuevo periodo
de gobierno por 5 años más que son suficientes, para sentar bases sólidas de
cambios sustanciales en las relaciones económicas de producción como la
principal señal ante el pueblo, de que realmente este gobierno cumplirá el
mandato de las mayorías que lo sustentan.
El socialismo del siglo XXI, o revoluciones ciudadanas o Revoluciones
culturales para vivir bien, solamente se conseguirán, si tenemos la fuerza, la
organización política, la voluntad y la conciencia de que, para avanzar hacia
la construcción y consolidación de una nueva sociedad mediante estos procesos
de cambio que se están desarrollando con todas sus carencias y dificultades,
es imprescindible la claridad de nuestros objetivos políticos y estratégicos y
eso pasa por la identificación sin equívocos de reconocer siempre y en todas
las circunstancias, de quien es el enemigo principal. Equivocaciones en este
aspecto siempre serán catastróficas que en nada favorecerán, a la salud de un
proceso de cambios.
No se trata de apoyar ciegamente y sin condiciones estos procesos, ni tampoco
pedir que el pueblo acepte y que venere a los conductores de estos gobiernos
como Evo Morales, Chávez o Correa, Presidentes de Bolivia, Venezuela y Ecuador
respectivamente, como ídolos o santos de nuestra devoción.
Hay que criticar, exigir, luchar, para que las medidas y acciones en contra de
las burguesías de nuestros países, como ser la recuperación de nuestros
recursos naturales, de nuestras empresas estratégicas, las medidas económicas
y sociales en beneficios de mayorías postergadas, la lucha en contra de la
corrupción, la inversión al sector de salud, educación etc. etc. y la
recuperación de la dignidad nacional pisoteada por largo tiempo, por las
políticas intervencionista del gobierno norteamericano en complicidad con sus
agentes criollos. La creación de empresas comunitarias, se profundicen más y
se amplíen con otras medidas económicas urgentes, hasta lograr que la economía
de nuestros pueblos deje de ser propiedad exclusiva de grupos de poder que han
hecho mucho daño a nuestras naciones y que aparte de ser su fuente de
enriquecimiento, hoy en día penden como la espada de Damocles, para usarla
como chantaje en contra de estos procesos de cambio.
Para cambiar las relaciones de propiedad de los medios de producción como una
condición indispensable para avanzar hacia una verdadera liberación nacional y
la construcción del socialismo, es necesario fundamentalmente la fuerza
organizada de los pueblos a través de todas sus organizaciones políticas y
sindicales, y no solamente la voluntad y el deseos de tres personas, es tarea
de todos y todas.
Como parte de esos miles de ciudadanos actores y sobrevivientes de dictadura
militares como la del fascista Hugo Banzer Suárez en los años 70, que duro 7
largos años, donde aparte de entregar al país a la voracidad extranjera,
endeudó a la nación, asesino y desapareció personas, torturó, exilió y
repartió las tierras a sus seguidores políticos. Y quienes fuimos actores,
sabemos lo que es una dictadura, no porque nos la contaron, sino porque la
vivimos.
Aunque las diferencias de las dictadura militares y los gobiernos neoliberales
que se campearon y aún perviven por nuestra América,no son muy sustanciales
pero sí que las hay, porque una cosa es la dictadura fascista y otra cosa es
una dictadura pseudo democrática neoliberal, pero al final sus objetivos son
los mismos, favorecer sometiendo a los pueblos y en beneficio y servicio de
los grupos de poder, es decir a las burguesías como agentes de la dictadura
del capitalismo global.
Las burguesías y sus medios de propaganda por instrucciones de los
norteamericanos, y algunos comedidos despistados, acusan permanentemente a los
gobiernos de Evo, Chávez y Correa de socialistas, comunistas, sometidos a
Cuba, que quieren quitar los bienes a los pueblos, que no respetan las leyes,
que no respetan la propiedad privada, que violan los derechos humanos, etc.,
en su afán de meter miedo a los pueblos. Están en su papel y pleno derecho de
hacerlo, pues cualquier medida de dignidad nacional y medidas económicas
patrióticas que favorezca a las mayorías populares, va en desmedro de sus
intereses de clase.
Pero además, algunos que se dicen ser parte del campo popular, ciertos
intelectuales financiados por organismos internacionales que no financian ni
apoyan a nadie para luchar en contra del imperio y del capital, así como
USAID, principalmente usando varias onGs, fomentan y apoyan a cualquier
movimiento que aliente la desestabilización de estos procesos. También algunas
organizaciones políticas de reconocida trayectoria de lucha en el seno del
movimiento obrero, a través del papel y el discurso proponen y apoyan “huelgas
generales indefinidas”, por reivindicaciones salariales de sectores, sabiendo
ellos, que toda “huelga general indefinida” tiene características de
insurrección, y que eso de “hasta las últimas consecuencias” como consigna,
debe terminar en cambios de gobiernos enemigos de los trabajadores y el pueblo
y no en negociaciones exigiendo el pago de los días no trabajados por la
huelga. Plantear o apoyar demandas justas de cualquier sector del país con
estas características, en contra de estos procesos de cambios, es una demasía.
Es importante guardar y no desgastar esta arma de los sectores laborales que
significa la “huelga general indefinida”, cuya característica principal es la
insurrección popular, para aplicarla en el momento preciso y en contra del
enemigo principal.
Que del campo popular, acusen a estos gobiernos de dictaduras derechistas o de
implementar políticas neoliberales, tratándolos en igualdad de condición que a
las dictaduras militares y de gobiernos neoliberales del pasado inmediato, es
una gran pendejada.
También es una pendejada que los gobiernos que se dicen ir hacia una nueva
sociedad y se pretenden diferenciar del neoliberalismo, acusen fácilmente a
cualquier movimiento y reclamo de los sectores de “político”, “trotskista”, o
“anarquista”, eso también es una demasía. El enemigo principal de un gobierno
que se reclame de progresista, o revolucionario, sirviente de los
trabajadores, no son quienes reclaman derechos postergados por muchos años,
sino el imperio norteamericano y las burguesías criollas y a su lado también
la quinta columna de pequeña burguesía incrustada en los estamentos
burocráticos del estado.
Para quienes creen que la dictadura del proletariado está a la vuelta de la
esquina y que azuzando cualquier conflicto de algún sector va a desencadenarse
la revolución , es una mala lectura de la realidad, porque solamente cuando se
den las condiciones concretas para tomar “el cielo por asalto” y ese momento
histórico será fruto del trabajo denodado que deben encarar permanentemente,
los partidos, sindicatos, corrientes, grupos y todos quienes queremos una
nueva sociedad mediante el trabajo con las bases, para organizar
conscientemente y acelerar la agudización de las contradicciones de la lucha
de clases. Será el momento en que esos pueblo seguramente responderán, hay
pruebas de ello.
Los pueblos difícilmente se equivocan, y tengámoslo por seguro que si algunos
de estos procesos, optaran por el desarrollismo puro y trataran simplemente de
administrar la crisis del sistema dentro de los moldes de la economía
capitalista y consideraran que las medidas que se han tomado hasta el
presente, les parecen que son suficientes o que avanzar más allá de lo que
tenemos es “peligroso”, se impondrá entonces la línea conciliadora que existe
dentro de estos gobiernos. El pueblo responderá y es para esa eventualidad en
que todos tenemos que organizarnos y prepararnos con nuestras mejores armas y
experiencias, para no permitir un retorno al pasado. Todos los que
pertenecemos al campo popular y revolucionario, estamos en la obligación de
asumir nuestras propias responsabilidades en estos procesos, porque hoy en día
es lo mejor que hemos ayudado a construir. O avanzamos o retrocedemos no hay
otra alternativa.
José Justiniano Lijerón
Ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)
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