Trabajadores Ninguneados Resisten En El Mayor Campo De Península Valdés
Son ocho
obreros que dijeron no al abuso terrateniente. Reclaman que les paguen por
el trabajo realizado.
En
Patagonia, al Patrimonio Natural de la Humanidad que es Península Valdés, no
sólo llegan miles de turistas con alto poder adquisitivo, también quienes
sumergidos en la necesidad aceptan trabajar lejos de sus hogares y sus
familias esperando cobrar lo que el patrón les prometió alguna vez. El
ejemplo más reciente es el de Estancia La Adela, en donde desde hace 40 días
ocho trabajadores exigen el pago de los trabajos concretados en el mayor
campo de la Península.
Puerto Madryn, 15 de agosto
de 2007 (Agencia
Comunicadora Madryn)
Hoy son ocho, pero fueron 30. Los contrataron aquí y en Buenos Aires para
llevar a cabo la relocalización y acondicionamiento de un galpón en un
barranco con envidiable vista al Golfo Nuevo. Llegaron a La Adela
provenientes de distintos puntos del país y a la espera de culminar sus
trabajos con un sueldo digno y la panza llena. Nada de eso ocurrió. 22 de
estos trabajadores debieron volver a sus hogares con la dignidad revuelta,
en tanto los ocho que continúan resistiendo denuncian que desde hace más de
una semana les niegan el capón y medio acordado como sustento. Sin
remuneración, sin alimentos, sin familia, subsisten con la ayuda que
obtuvieron tras las gestiones de la CTA de Puerto Pirámides, mientras
esperan una resolución favorable por parte de las primeras reuniones con la
Subsecretaría de trabajo.
La Adela, que fuera visitada
tanto por Martínez de Hoz como por Domingo Cavallo, es un campo ubicado a 5
Km. de Puerto Pirámides, hasta ahora dedicado a la cría de ganado. Sin
embargo, la construcción llevada a cabo por los 30 obreros contratados por
los propietarios de la estancia, familia Ferro, parece estar destinada más a
un turismo ordenado del tipo clase A que a un corralón para ovejas. La obra
incluye materiales térmicos en paredes y cerámicos, más piso y paredes de
pinotea. Se halla frente al mar, rodeada de la incomparable belleza austral.
Fue culminada en un 80 por ciento gracias a la explotación de la fuerza de
trabajo a la que se fueron sumando otras condiciones indignas. Es que desde
que los obreros llegaron al campo de privilegiada ubicación, la vista es el
único sentido favorecido. Además de la falta de alimento, deben soportar el
frío por la escacez de leña para calentarse; dormir sobre colchones tirados
en el piso helado; permanecer sin luz por largas horas y hasta privarse de
acceder al cuidado de su salud por la imposibilidad monetaria para asistir
al hospital más cercano, como fue el caso del trabajador que no pudo tratar
su varicela, tal como lo publicara el Diario El Chubut en su edición del
lunes pasado.
Por el trabajo digno,
patrimonio de la humanidad
Muchos partieron porque la
necesidad de sus familias superó el sacrificio que implica quedarse a
pelearla en la Península. Otros, como el descendiente de mapuches que hoy
bajo su bandera reafirma el derecho a trabajar dignamente en la tierra que
dio cobijo a sus ancestros, persistirán con su reclamo. Y lo harán paso a
paso. Este miércoles el abogado que los representa irá a la Estancia para
intentar un acuerdo con los representantes de Ferro y de la Subsecretaría de
Trabajo. Para el domingo la comunidad de Puerto Pirámides convoca a un
festival artístico en apoyo a los trabajadores, al que invitan a todos los
vecinos de la zona solidarizados con ellos. Mientras tanto los obreros
continuarán con su lucha. No dejarán que se repita la explotación rural que
habla de una de las tantas etapas siniestras en nuestra Patagonia. Seguirán
en memoria de los cerca de 1500 peones fusilados en 1921 en Santa Cruz, al
igual que aquellos exigirán que sus patrones respeten las condiciones que
dignifican al trabajo.
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