1 La lucha por la revolución
socialista se confronta desde hace varias décadas con la crisis de la
dirección del proletariado internacional. Esto significa una crisis de
orientación, de programa, de estrategia y, en definitiva, de organización
de los factores subjetivos de la revolución. La crisis de dirección es un
fenómeno recurrente, que debe ser ubicado históricamente, es siempre
concreta. No tiene el mismo carácter durante la revolución europea de
1848, que analiza Marx; en la primera guerra mundial, que analizan Lenin y
Trotsky, particularmente; o en la actualidad, luego de grandes
revoluciones sociales y políticas, primero, y del derrumbe definitivo,
luego, de los Estados obreros y la disolución de la URSS, la derrota de
las revoluciones políticas en el Este y la restauración del capitalismo en
casi el 40% de la geografía de la humanidad.
(...) La crisis de los partidos de izquierda que
tienen, de un modo general, planteos anticapitalistas (con independencia
de que en la mayoría de los casos queden desplazados u ocultos por un
programa democrático y no revolucionario) es (...) una expresión marginal,
indirecta o deformada de la crisis de dirección del proletariado mundial.
No tiene un carácter independiente. La adecuada comprensión de lo que
plantea el hundimiento de los estados que emergieron de la expropiación de
los capitalistas y de procesos revolucionarios es esencial para la
perspectiva de superar la crisis de dirección. (...)
2 La superación de la crisis de
dirección del proletariado exige la discusión de un programa y la
delimitación (que no significa necesariamente escisión) política clara
entre las distintas posiciones y tendencias. En la actualidad, debe tener
la capacidad de caracterizar la situación histórica del momento, o sea
insertar la liquidación de los Estados obreros en el marco de la
descomposición histórica del capitalismo, y definir un programa de lucha
para este período de transición. Lo que ha dominado en la izquierda, como
consecuencia del derrumbe de los Estados obreros (y en muchísimos casos
con extraordinaria antelación) es la revalorización de la democracia
burguesa, el cuestionamiento al partido de combate o de lucha, el rechazo
a la dictadura del proletariado. A diferencia de lo que Marx decía de los
obreros franceses, en la izquierda mundial no es el pasado lo que oprime
sus cabezas sino el presente. En numerosas tendencias de izquierda, la
crisis de dirección se manifiesta como un abandono, vacilante en algunos
casos, definitivo en otros, del programa comunista. A través de los
documentos principales del Partido Obrero hemos sostenido que los métodos
de restauración del capitalismo que son propios del capital financiero y
del imperialismo, inauguran una etapa de mayores crisis políticas e
internacionales; de agravamiento de la situación social de las masas,
incluidas las de las metrópolis; y la apertura de situaciones y crisis
revolucionarias. No son condiciones propicias para una experiencia
democrática, social o históricamente progresista, sino para una revolución
socialista en una escala nunca vista. El reagrupamiento de fuerzas que hay
que promover, así como los métodos de ese reagrupamiento, deben
corresponder a las condiciones de la lucha que crea la descomposición y
catástrofe sociales del capitalismo y las crisis políticas e
internacionales que producirá en forma obligada. O sea, un partido de
lucha, de acción revolucionaria.
3 La lucha conciente de la clase
obrera debe plasmarse en el desarrollo de un Partido de la clase obrera.
(...) Sólo a través de la formación y el desarrollo de su propio partido
puede la clase obrera superar su propia heterogeneidad social (...). El
movimientismo, por el contrario, eleva a la heterogeneidad social al nivel
de la confusión política (...).
4 La organización del partido de
la clase obrera tiene como principio el centralismo democrático. (...)
El centralismo democrático es una categoría
contradictoria (...). Pero es el método de lucha obrera por la revolución
social en las condiciones de despotismo político del Estado, de un lado,
incluido o especialmente del Estado democrático, y de atraso social y
cultural de las masas, del otro. No es una fórmula fija sino plástica, es
decir que tiene que saber adaptarse a las condiciones nacionales o
particulares y a estadios y formas diferentes de las condiciones de lucha
y de la propia conciencia del pueblo. Repudiar en forma sumaria al
centralismo democrático, como el método natural de un partido de acción,
ignora simplemente que se impuso en el plano de la lucha de ideas y la
lucha práctica en el curso de más de doscientos años de lucha proletaria.
(...) En el partido revolucionario cada militante es virtualmente una
tendencia, porque recoge de un modo propio la experiencia de la lucha; la
discusión es el instrumento de homogeneización de experiencias
particulares aunque basadas en un programa común. La discusión política,
incluso cuando toma la forma de tendencias organizadas, es el método
insoslayable para llegar a conclusiones comunes, si se encuentra sometida
a la prueba de la práctica común. Un partido de tendencias es
completamente diferente, porque coagula a cada una de ellas en sus propias
convicciones o intereses, impide la acción estratégica, o sea la lucha por
el poder, a la larga se convierte en una federación de camarillas. El PT
de Brasil demostró, con una experiencia concreta, que el supuesto partido
de tendencias sirvió a la dominación política del grupo de camarillas más
ligado al capital y al Estado. Las tendencias, para ser tales, deben estar
referidas a un programa histórico común. (...)
5 ¿Lo que une realmente a un
partido es un compendio de compromisos morales o un programa y una lucha
basada en el programa? Lenin, en su folleto “El izquierdismo, enfermedad
infantil del comunismo”, señalaba lo siguiente: “¿Cómo se mantiene la
disciplina del partido revolucionario del proletariado? ¿Cómo se
comprueba? ¿Cómo se refuerza? Primero, por la conciencia de la vanguardia
proletaria y por su fidelidad a la revolución, su firmeza, su espíritu de
sacrificio, su heroísmo. Segundo, por su capacidad de ligarse, de
acercarse y, hasta cierto punto, si se quiere, de fundirse con las más
amplias masas trabajadoras, en primer término con las masas proletarias,
pero también con las masas trabajadoras no proletarias. Tercero, por lo
acertado de la dirección política que ejerce esta vanguardia, por lo
acertado de su estrategia y de su táctica política a condición de que las
masas más extensas se convenzan de ello por su experiencia propia. Sin
estas condiciones es imposible la disciplina en un partido revolucionario
verdaderamente capaz de ser el partido de la clase obrera avanzada,
llamada a derrocar la burguesía y a transformar toda la sociedad”.
El Partido Obrero propone que esta fórmula de
Lenin sea consagrada en los estatutos y el programa de toda la izquierda
que lucha. Aquí está definido el carácter histórico de los principios de
lealtad y fidelidad. (...)
6 La mención al PSOL de Brasil
como un ‘modelo’ alternativo de partido, no tiene en cuenta, sin embargo,
que, en primer lugar, el PSOL no se propone ser un partido de acción, ni
menos de acción revolucionaria. Pero como experiencia relevante para toda
la izquierda, incluido el Partido Obrero, hay que señalar que no es el
producto de un planteamiento metodológico de construcción partidaria, ni
la culminación o estación final de la escisión del PT, sino el destino
empírico de diferentes sectores que fueron expulsados o se retiraron del
PT, y el punto de encuentro de estos grupos para definir una política y un
método de construcción, sea partidaria, movimientista, federativa, o lo
que sea. No hay que confundir el resultado episódico de una crisis
política, que se vincula también a las próximas elecciones en Brasil,
cuando se juegan representaciones parlamentarias o municipales que
importan para la acción política ulterior, con un planteo de construcción
política avalado por la experiencia. Nada de esto ocurre en Brasil y el
desafío que enfrentan los compañeros brasileños es que no se vayan a
quedar en esta situación amorfa y episódica. El planteo que le da origen
al PSOL es “retomar los orígenes del PT”; se trata de un compromiso
inestable entre posiciones diferentes, que toman como referente su mínimo
común denominador. Las posibilidades de que el PSOL evolucione o no hacia
un partido revolucionario dependerán, fundamentalmente, de la propia
capacidad de los revolucionarios para marcar un camino de transformación
social bajo la dirección de la clase obrera y de la reemergencia del
proletariado brasileño, en la situación en su conjunto, como clase
combativa.
7 Proponemos votar una
resolución por la construcción de un partido de combate de la clase
obrera, por la revolución socialista internacional. (...) En Argentina, en
torno a la transformación de la clase obrera en partido independiente de
acción, se juega el destino del Argentinazo y la derrota del proceso de
restauración política y social que encabeza Kirchner. (...)
8 Proponemos, igualmente, al
Seminario, una resolución que defienda: 1) la perspectiva estratégica de
la revolución socialista internacional; 2) la lucha por el derrocamiento
revolucionario de la burguesía y por la dictadura del proletariado como
etapa de transición; 3) la distinción entre naciones opresoras y naciones
oprimidas y el carácter histórico progresivo de los movimientos nacionales
de las naciones oprimidas; 4) el rechazo a los frentes populares y a la
colaboración de clases; 5) la delimitación del nacionalismo burgués, como
un intento de ampliar las bases nacionales de la explotación del
proletariado; 6) la validez de las reivindicaciones del gobierno obrero y
campesino y del gobierno de los trabajadores; 7) por la unidad socialista
de América Latina; 8) por una internacional obrera revolucionaria, por la
refundación de la IV Internacional.
9 Proponemos, sobre la base de
estos puntos, la salida de una declaración política que señale la voluntad
de construir un partido de la clase obrera sobre esta base programática;
la convocatoria a un Congreso, en un plazo a determinar, para fundar un
Partido de la clase obrera. Dicho congreso deberá ser preparado por una
coordinadora de las organizaciones.
10 Proponemos avanzar en el
desarrollo ulterior de este Seminario (...). Avanzar desarrollando
resoluciones de carácter programático, (...) avanzar en propuestas de
acción común en los sindicatos, en el movimiento estudiantil y popular, en
las elecciones y en el plano internacional. Defendemos formar agrupaciones
clasistas en los sindicatos; un movimiento obrero clasista que organice
las luchas y la oposición política a la burocracia y al gobierno de la
burguesía nacional; desarrollar federaciones universitarias y secundarias
ligadas a la lucha de clases; impulsar una campaña por la nacionalización
sin pago de los hidrocarburos (incluidos los que están bajo explotación
estatal parcial o ficticia) y la gestión obrera; una conferencia
socialista revolucionaria latinoamericana; seminarios y conferencias por
una internacional obrera socialista y revolucionaria.