Respuesta a FeinmannCarlos Ponce de León
Hay personas que hacen y personas que hablan de lo que otros hacen y eso es todo lo que hacen durante toda su vida. En la lucha de clases y después de una derrota, los que hablan de lo que otros hicieron tienen más opciones de ser escuchados y gozan del acceso a todos los medios de comunicación de la burguesía para denostar a los que hicieron.
Nadie les contesta por muchas razones. Una de ellas es porque se considera una pérdida de tiempo y se prioriza hablar y discutir en otros ámbitos donde existen verdaderas experiencias, reales, y no sólo el enfrentamiento con un papel en blanco para emborronarlo con estupideces, tal como hace José Pablo Feinmann en su nota en Página 12 del 9 de septiembre del 2007. En ella no puede ocultar la desnudez de sus miserias como ser humano, su cobardía como hombre, el vacío de su vida que pretende llenar con la tinta que usa para dibujar letras y palabras que no pueden ocultar el hecho de no haber hecho nada. Ni siquiera sus muchos o pocos títulos universitarios pueden tapar esa desnudez, su falta de autoridad moral y toda su inmoralidad. Una rata, con perdón de la rata. Un pusilánime que necesitó hablar mal de un colega y compañero de militancia, Horacio González, para ponerse por encima de él... Que habla de democracia y fue autoritario con sus alumnos porque respetaban a González. Habla de amplitud pero impone sus puntos de vista apelando a su autoridad y jerarquía de docente. En esa misma línea de estrechez mediocre y mezquina, necesita hablar de las pastillas de cianuro y de lo que hacían los médicos para neutralizarlas y entregar a los compañeros a los torturadores. De manera sibilina intenta descalificar a HOMBRES Y MUJERES, que más allá de todo lo que él pueda decir, pelearon hasta las últimas consecuencias por un país mejor para él, para ellos y para sus hijos, algo de los que él no fue capaz. Y sigue no siéndolo.
Y esta vez miente a sabiendas. Miente cuando quiere presentar a Perón como enfrentado al imperialismo norteamericano y a la burguesía nacional e internacional afincada en el país. Busca a los asesinos, terroristas y genocidas fuera del país involucrando a Kissinger –quien, no dudamos, tendría que ser llevado junto con todos los dirigentes políticos y generales norteamericanos a un tribunal similar al de Nüremberg, juzgados, condenados y colgados- pero Feinmann miente porque sabe, como todos nosotros, que fue Perón quién dio refugio a cientos de nazis inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial; que fue Perón quién ordenó la Masacre de Ezeiza; que fue Perón el creador de las tres A, frente a la imposibilidad de engañar a la clase obrera y el pueblo y que fue Perón quien ordenó sembrar el terror sobre el activismo, la militancia y sus familiares. Y esta orden no fue sólo para los compañeros del PRT o el ERP...
También miente cuando no apela a su memoria y "olvida" que toda la dirigencia política actual es cómplice de la dictadura por acción, omisión o por intereses de clase y porque son la continuidad, bajo otras formas, de las políticas del capital financiero nacional asociado al capital financiero internacional.
Miente cuando amplifica la versión de la burguesía financiera de que el terrorismo de estado, desatado contra nuestro pueblo, es parte del enfrentamiento internacional entre la Unión Soviética y el imperialismo. Hace la tramposa omisión del genocidio de la "Campañas del Desierto", la Semana Trágica, la Patagonia Trágica, La Forestal y todas las masacres que llevó adelante la clase dominante.
Miente cuando dice que el Partido Revolucionario de los Trabajadores facilitó el golpe cuando empeñó al Ejército Revolucionario del Pueblo en Monte Chingolo. El golpe ya estaba delineado en el Gran Acuerdo Nacional y Perón era parte de ese Gran Acuerdo.
Miente cuando deja como "algo no confesado" la muerte de José Ignacio Rucci, porque él sabe, como todos nosotros sabemos, que a Rucci lo ejecutó Montoneros y que ese hecho no cambió nada, por lo menos nada de lo que él sostiene que cambió. Rucci era responsable de la muerte de muchos obreros, pero no era determinación del PRT matar dirigentes sindicales y eso, Feinmann, lo conoce. Y muy bien…
Sí, estamos seguros de que tenía desacuerdos con los que enfrentamos a las dictaduras y a la burguesía con las armas, pero como buen pequeño burgués arribista y trepador se sumó entonces "por las dudas" y descubrió que no le daba el piné para tanto riesgo... Porque descubrió que "Patria o muerte" o "A vencer o morir" iban en serio. Demasiado para él...
Como buen pequeño burgués que trabaja a sueldo para la burguesía, aparte de escribir contra la violencia sin discriminarla, escribe para justificar la violencia de los explotadores y condenar la justa violencia de los explotados.
A pesar de que quiere aparecer como que está en contra de la "teoría de los dos demonios, la sostiene.
Esta respuesta tiene por fundamento el haberse metido con Mario Roberto Santucho a quien no podemos ni debemos permitir que sea atacado por un cobarde, más allá de los errores que hayamos cometido. No está presente para defenderse, pero estamos quienes lo hemos conocido y sabemos de su integridad moral.
José Pablo Feinmann tendría que nacer muchas veces para alcanzar la estatura moral de Santucho y así y todo, su cobardía no se lo permitiría.
Sabemos que el gobierno de la burguesía financiera les está pagando a varios, como José Pablo Feinmann, para que retuerzan la historia y menoscaben las experiencias de la década del setenta. Jorge Lanata es el que dio el primer paso con su vomitivo libro sobre Jorge Ricardo Masseti y el EGP. Sabemos nombres de los recomendados para hacer esta sucia tarea que la burguesía no puede hacer porque nadie le creería.
Conclusión: son mercenarios al servicio de la burguesía financiera y Feinmann es uno de ellos.
Carlos Ponce de León
Buenos Aires 17 de septiembre del 2007
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