Del progresismo a la derecha, de las velas a los
gomones
La noche catástrofica de este viernes 19 en la Ciudad sólo tiene como
antecedente a la tarde del 25 de enero del 2001, cuando Palermo y Belgrano
quedaron sepultados bajo el agua. Entre uno y otro hecho, pasó casi una
década. En el curso de esa década, se prometieron y ejecutaron las obras
públicas más costosas del presupuesto porteño.
Sencillamente, no ha pasado nada. La lluvia inunda con igual o mayor furia
las mismas calles y barrios que hace diez años.
Como ningún otro fenómeno, las inundaciones sacan a la superficie la
orientación social que rige en la Ciudad. El desarrollo inmobiliario
anárquico liquidó los espacios públicos, que contribuyen a absorber las
precipitaciones; prolongó artificialmente la costa del río, dificultando el
desagote de los canales pluviales; impermeabilizó la superficie de la
Ciudad, con la construcción indiscriminada y las megatorres.
Este usufructo capitalista de la Ciudad fue alentado por Ibarra, por
Telerman y ahora por Macri, con proyectos y excepciones inmobiliarias que
facilitaron la destrucción del equilibrio urbano. Pero más grave aún es el
manejo de las obras "públicas" supuestamente dedicadas a contener las
inundaciones. Hace diez años, cuando la avenida Cabildo se inundó de cabo a
rabo, Ibarra y su ministro Fatala prometieron que el aliviador (conducto)
trazado en el arroyo subterráneo Vega haría que "los vecinos de Belgrano se
olvidaran de las inundaciones". Fatala, que luego se hizo kirchnerista, se
ganó en aquellos días el apodo que nunca lo abandonaría: "la rana".
El "aliviador" costó más de 200 millones de dólares. La obra, cuyo costo fue
varias veces reajustado hacia arriba, contó con la financiación, asistencia
técnica y adjudicación del Banco Mundial. En la noche de este viernes 19, y
con el "aliviador" del arroyo Vega terminado, Belgrano volvió a inundarse
impiadosamente.
Macri no quiso ser menos que Ibarra y Fatala. Decidió construir su propio
aliviador, en este caso, en el arroyo Maldonado - bajo la avenida Juan B.
Justo-, con un presupuesto de más de 300 millones de dólares. La empresa
adjudicataria de esta megaobra, Ghella, controla el 50% de la constructora
IECSA, presidida a su vez por el primo de Mauricio Macri.
Varios especialistas han denunciado que este faraónico aliviador fracasará
igual que el del Arroyo Vega. La razón es sencilla: el reflujo del río, con
la sudestada, devuelve las aguas a la Ciudad, conformando un verdadero
"tapón hidráulico". En todo este tiempo, se propusieron otras salidas: por
caso, asociaciones vecinales de Palermo desarrollaron la propuesta del "Lago
Pacífico", un reservorio artificial que podría absorber el agua de las
grandes lluvias. El proyecto , de costo muy inferior al de los
"aliviadores", fue desechado. Es que el "lago" y su entorno le sacaban
varias manzanas de Palermo a la especulación inmobiliaria. En cambio, los
inútiles y costosos aliviadores llenaban los bolsillos de la "patria
contratista" y de los bancos "asesores".
Los charlatanes de siempre hablarán ahora de los "errores de gestión". Pero
de Ibarra a Macri, lo que ha fracasado es la gestión capitalista de la
Ciudad, que ha colocado el presupuesto público y todos los poderes del
Estado al servicio de constructoras e inmobiliarias. A estos desastres, se
agrega las consecuencias de otra gestión capitalista: la del matrimonio
Kirchner, que habilitó a que las privatizadas -Edesur- redujeran año tras
año sus compromisos de mantenimiento e inversión.
Con la ciudad cubierta de gomones y velas, Macri no se hace cargo del
desastre. Po eso, ha salido a ofrecer subsidios miserables por las
inundaciones y cortes de luz. Para colmo, los condiciona al pago de
"impuestos al día". Más cínicamente, su lugarteniente Rodriguez Larreta se
mostro dispuesto a "facilitar créditos blandos" (sic), o sea, a endeudar a
los damnificados.
De diez años a hoy, no sólo las inundaciones permanecen. Apenas comenzó el
desastre, el pueblo de cada barrio de la Ciudad volvió a convocarse en las
esquinas, tomó sus cacerolas, rearmó las asambleas... La determinación
popular de buscar una salida propia es tan fuerte como la incapacidad de
gobernar de los partidos capitalistas.
Organicemos y coordinemos las asambleas y los reclamos, por:
-resarcimiento integral de todo lo perdido por las inundaciones y los
cortes, a cargo del estado y de Edesur
-investigación de todas las obras fraudulentas de los últimos diez años.
-Por un plan de control de las inundaciones discutido y ejecutado bajo el
control de organizaciones obreras y vecinales.
Marcelo Ramal
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