ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LAS PASO (9/21)
El gobierno recibió una paliza histórica, como nunca sufrió el peronismo aún perdiendo en otras ocasiones. Con los 6.774.427 votos conseguidos el domingo, respecto de las generales del 2019 (12.946.037), perdió la enormidad de 6.171.610 votos. Si se quiere medir respecto de las PASO 2019 (12.205.938), perdió la friolera de 5.431.511.
Sin dudas muchos ungieron a la fórmula Fernández-Fernández en 2019 para echar a Macri y creyendo –cándidamente- que el FDT podía cambiar de raíz lo hecho (mejor dicho lo destruido) por el fugador serial y su Banda de Ceos. Evidentemente muchos de ellos no le perdonan que sólo se haya dedicado a administrar la herencia de los globos amarillos y lo demostraron en las urnas. No es gratis optar por los empresarios y el FMI en lugar de por el pueblo. No es gratis el salvaje ajuste del gobierno de los Fernández.
Esto ha profundizado la tensión interna en el oficialismo, entre el kirchnerismo que exige cambios a la política del gobierno –que sólo implican intentar repartir algunas migajas más que las que ahora se reparten a las masas populares; ni de lejos se les pasa por la cabeza algo así como los programas de La Falda o Huerta Grande que el propio peronismo supo engendrar- y el albertismo-massismo que quiere seguir con su completa genuflexión a los dictados del poder económico.
El “voto castigo”, a pesar de los titulares de los diarios y medios de comunicación, afectó también a la derecha criminal de los Juntos por el Cambio, que respecto del 2019 también perdió millones: con sus 8.714.544 votos, perdió respecto de las generales 2019 (10.811.586), 2.097.042 de votos. Respecto de las PASO, sumó 592.855 votos. Lo que parece ser su techo, porque en noviembre difícilmente puedan aspirar a sumar mucho más que los 642.568 votos conseguidos por la derecha fascista encarnada por Milei y Espert.
El fenómeno de la “derechización” del electorado sólo se percibe en los medios de comunicación. Algo así como en las películas de Holywood parecen haber ganado los yanquis en Vietnam: la realidad es otra cosa. Los yanquis perdieron en Vietnam y aquí y ahora la derecha parece no avanzar tanto –sino todo lo contrario- en las preferencias populares, comparado con la –para los parámetros en los que se maneja- buena elección de la izquierda (sobre todo el FITU, que en estas circunstancias acaricia su cielo soñado, al recibir parte de la estampida de votantes que huyó espantado del FDT, al menos en las urnas, y por ahora). Para los medios de comunicación, voceros del sistema de explotación, los poco más de 600mil votos de la impresentable dupla nazi (Milei-Espert) valen más que los 1.033.321 del FITU y los cientos de miles más sumados por Zamora, Altamira y el resto de la izquierda electoralera.
Lo que mostraron las PASO del domingo pasado es otra cosa
La participación del 65,73% del electorado es la más baja de la historia, no sólo de las PASO, sino de las generales. Incluso más baja que en el 2001, cuando participó el 75% del padrón (y después pasó lo que pasó…).
El 34,27% de los habilitados para votar SE AUSENTÓ, es decir ¡¡ 11.781.731 personas!!
De los que votaron, 1.442.609 lo hicieron en blanco a anularon su voto, introduciendo en los sobres imágenes de, entre otros, carpinchos, Messi, Scaloni o insultos varios a la clase política del sistema.
A esos 13.224.340 (suma de los ausentes + voto blanco + anulados) expresiones de bronca popular pueden sumárseles los 1.033.321 del FITU (lo que da 14.257.661). Si sumamos el resto de los votos a las diferentes expresiones de la izquierda, el voto BRONCA rondaría los 15 millones de personas: el 43% del padrón electoral. Una cantidad que ningún presidente electo desde la recuperación de la “democracia” pudo arañar siquiera (los porcentajes esgrimidos en todas las elecciones son medidos respecto del total de votos, no del padrón).
LO QUE SE EXPRESÓ EL DOMINGO FUE LA BRONCA POPULAR
Es posible que en noviembre los guarismos cambien. Es posible que muchos de los que el pasado domingo repudiaron al gobierno lo voten, como acto instintivo de supervivencia ante el peligro amarillo.
Institucionalmente, tendrá valor la formalidad de noviembre.
Pero lo concreto, lo central, lo que hay que tener en cuenta –porque va a determinar sin dudas el porvenir de este país-, es el humor social que quedó plasmado en las últimas PASO. Esa bronca, esa rabia, viene acumulándose desde hace años, décadas, por el traslado incesante de riqueza desde las mayorías populares hacia la minoría dueña del poder económico, que se plasma en la pobreza, en la indigencia, en el hambre de millones, en una deuda que tomaron y fugaron empresarios, terratenientes, ceos y sus gobiernos, pero que paga el pueblo con sudor y sufrimiento; en el déficit de viviendas dignas, en la represión por ocupar tierras baldías; en la falta de trabajo, y en la sobra de precarización. Las clases dominantes y sus instrumentos institucionales y de comunicación querrán barrer esa rabia bajo la alfombra de la formalidad institucional, pero como el sol, esa rabia está… y está creciendo. Y su expresión en las urnas puede trasladarse a las calles cualquier día de los que vendrán.
La sociedad argentina es un volcán que puede entrar en erupción en cualquier momento.
En el marco de este diagnóstico, con la bronca popular a flor de piel y creciendo, parece un contrasentido para quienes se pretendan revolucionarios, querer encausarla dentro del sistema que está siendo cuestionado, más por necesidad e instinto que por ideología, pero cuestionado al fin.
Si la obligación de todo revolucionario es hacer la Revolución, la tarea es sin dudas hacer madurar las condiciones para ello, por más lejos que esté. La tarea de la hora no es llamar a votar dentro de un sistema que genera la realidad que las masas cuestionan y hasta repudian, si no todo lo contrario. Si las condiciones sociales son peores que las del 2001, en lugar de encausar la bronca hacia las urnas, hay que agitar la rebelión.
Encausar la bronca. Denunciar la farsa democrática, señalar con claridad las causas de todos los males populares, llenar de volantes y afiches cada plaza, calle, fábrica, universidad o terminal del país, pintar las paredes desde Ushuaia a La Quiaca, movilizar contra los centros de poder, llamar a la unidad de acción a las fuerzas revolucionarias, convocar al pueblo a boicotear las elecciones.
Derruir la legitimidad de toda la institucionalidad de este país que concentra la riqueza en pocas manos condenando a la angustia y la pobreza a las mayorías populares es el camino entonces.
Señalar que otra forma de organizar la sociedad es posible, una donde nadie viva del sudor ajeno y donde los medios de producción, de servicio y la tierra se socialicen entre todos los seres humanos.
Quien piense que semejante tarea puede llevarla a cabo por sí sólo –sea el grupo que sea-, no sólo le miente al pueblo: se miente a sí mismo. La división es funcional al interés de las clases dominantes y su sistema. Se avizoran tiempos turbulentos en el horizonte y sólo la unidad de los que pretenden cambiar la realidad de raíz hará posible enfrentarlos con coherencia. La izquierda no puede repetir la experiencia del 2001. Hacer lo correcto puede hacer la diferencia. Si eso ocurre, entonces esta vez la historia puede ser otra.
Gustavo Robles
15-9-21
Anexo
PASO setiembre 2021
Padrón
34.385.460
Total votos
22.603.729
65.73% del padrón
Votos positivos
21.134.011
61.46% del padrón
Ausentes
11.781.741
34.26% del padrón
Blanco
827.120
2.40% del padrón
Nulo
615.489
1.78% del padrón
Blanco + nulo
1.452.609
4.19% del padrón
Ausentes+ blanco + nulo
13.224.340
38.45% del padrón
Votos por principales partidos o frentes
JXC
8.714.544
25.34% del padrón
FDT
6.774.427
19.70% del padrón
FITU
1.033.321
3% del padrón
Milei-Spert
642.568
1.86% del padrón
PASO 2019
Padrón
34.231.895
Total de votos
25.861.050
75.54%
Ausentes:
7.983.890
23.32%
Blanco
758.955
2.21%
Nulo-Impugnado
335.726
0.98%
FDT
Generales 12.946.037
PASO 12.205.938
JXC
Generales 10.812.586
PASO 8.121.689
FITU
Generales 579.228
PASO 723.147