Elecciones presidenciales históricas el 15 de marzo

Si la esperanza vence la campaña del miedo, gana el pueblo salvadoreño

“… Deseo hacer un llamado a aquellas personas que están indecisas, confundidas, atemorizadas y desencantadas, a que reflexionen profundamente en que es necesario explorar otra experiencia de gobierno; donde tengamos mayores posibilidades de aportar, de construir, de hacernos sentir, de proponer y transformar la existencia… Quiero que mi evocación llegue a todas y todos para sumar y multiplicar la certeza y la confianza de que se trata de un momento histórico en el que un voto puede provocar la diferencia para la continuidad de ARENA y perpetuar la opresión, oscurantismo, la represión, el hambre y el miedo; o tener la oportunidad de cambiar, de convertirnos en protagonistas de cambios en un gobierno al que podamos contribuir, presionar y demandar alternativas diferentes…” Fragmento de una Carta de una mujer salvadoreña.
Muchos ya califican las elecciones presidenciales del 15 de marzo, como un evento histórico. Efectivamente lo son, pues el partido de derecha que está en el poder desde hace 20 años, se resiste por todos los medios y artificios a no dejar que la izquierda, liderada por un periodista reconocido, asuma el poder del ejecutivo.
Esta campaña política ha sido la más larga de todos los tiempos, pues los partidos en contienda arrancaron con mucha anticipación su trabajo proselitista. Iniciaron la carrera electoral 4 formulas presidenciales representando a tres partidos de derecha y el de la izquierda salvadoreña bajo la responsabilidad del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Al final de la contienda, solamente llegaron dos partidos políticos: por la derecha salvadoreña está la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido en el poder y que fue fundado por un militar acusado, según el Informe de la Comisión de la Verdad, de ser el autor intelectual de la muerte del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero (ahora conocido popularmente como “San Romero de América”), y que lleva como candidato a un ex director de la Policía Nacional Civil (PNC). Representando a la izquierda de El Salvador, está el FMLN, partido surgido de la firma de los Acuerdos de Paz (enero de 1992) y que según resultados de las recién pasadas elecciones municipales y diputaciones, del 18 de enero, se sitúa ahora como la primera fuerza política a nivel nacional.
La campaña política no solo ha sido la más larga de la historia salvadoreña, sino también la más agresiva, que ha venido a contribuir a una mayor polarización de la población. Los principales oligopolios mediáticos, que han alimentado su caja registradora por la connivencia que mantienen con el poder gubernamental, también han puesto su parte, pues a coro han participado directa e indirectamente en la campaña del miedo que ha venido desarrollando el partido en el poder, disfrazando como información su propaganda.
Muchos analistas políticos sostienen que la estrategia del miedo todavía hace efecto dentro de la población. Otros, afirman que esta se volverá un búmeran para el partido de derecha, pues la necesidad de cambiar el estado actual de las cosas se sobrepone a la paralización que busca generar el miedo en la población.
Dentro de la campaña del miedo y para sus estrategas, cabe y vale todo. Bien lo denuncian por medio de un comunicado un conjunto importante de medios y organizaciones nacionales e internacionales que trabajan la comunicación en El Salvador, que dicen “Cuando el gobierno construye hechos, utilizando la desinformación para provocar temor y desconfianza: existencia de grupos armados que no se comprueban, computadoras de las FARC, con supuesta información que perjudica al partido opositor, que tampoco se comprueba; intento de relacionar a las maras y a los presos en penales en huelga, haciendo suponer que están organizados por sus rivales políticos; creación de fantasmas por medio de frases y declaraciones sacadas de contexto que incluso ofenden a los gobernantes de otros países latinoamericanos, entre otros.”
La derecha salvadoreña que hasta el cansancio ha criticado ferozmente durante la campaña al presidente de Venezuela, al gobierno de Cuba y al de Nicaragua, de intentar perpetuarse en el poder, resulta que ahora se resiste por todos los medios a dejar el poder y demostrar así que cree en el ejercicio de la alternancia política.
El partido en el poder no solo desarrolla una campaña del miedo, sino también utiliza vulgarmente todo el aparato estatal para intentar ganar estas elecciones, y si no las ganas a las buenas, quiere ganarlas también a las malas, por medio de un fraude, tal como lo denuncian sus opositores. Como dicen “Jalisco nunca pierde y si pierde arrebata”.
Salir a votar en El Salvador nunca se convirtió tan importante como hoy, ya que a juicio de muchos analistas políticos, una votación masiva puede contener tres significados: el primero, una expresión de valentía frente al miedo que se ha querido imponer; el segundo, la necesidad de legitimar al candidato que resulte ganador sobre todo para que podamos enfrentar como nación la crisis económica que ya se empieza a sentir con fuerza; y, tercero, evitar toda probabilidad de un fraude electoral.
Si la esperanza vence la campaña del miedo este 15 de marzo, gana sin lugar a dudas el pueblo salvadoreño, pues estas serán las últimas elecciones de la post guerra, arrancando así un nuevo capítulo en la vida política de El Salvador.

Oscar Pérez
Alai-amlatina
- Oscar Pérez, periodista salvadoreño, es corresponsal de la Agencia Informativa PULSAR y Presidente de la Fundación de la Comunicación para el Desarrollo (COMUNICANDONOS).

El Salvador: Más de 250 mil personas inundaron de rojo las calles de San Salvador


La movilización es la principal herramienta en la defensa del voto

A una semana de las históricas elecciones presidenciales de El Salvador, Mauricio Funes y el FMLN así como Rodrigo Ávila y la alianza de derecha cerraron campaña. Hay un gran contraste entre ambos actos, en la actividad de ARENA apenas si pudieron llenar el estadio Cuscatlán, con sus clásicos métodos de acarreo de gente llevando a los empleados estatales con amenazas. El ambiente era de apatía, en cambio, en la actividad del frente hubo una eufórica marea roja, la avenida Juan Pablo segundo y varias calles aledañas estaban repletas con más de un cuarto de millón de personas provenientes de todo el país que portaban orgullosas sus camisetas rojas y banderas del FMLN. Durante horas festejaban felices el cierre de campaña dando confianza y mostrando que hay una gran fuerza que podría permitir el triunfo en las elecciones del 15 de marzo.
Cuando se eligió la formula presidencial del FMLN en su XXIII Convención Nacional, el 11 de noviembre de 2007, el estadio Cuscatlán fue insuficiente para albergar a los 70 mil asistentes, miles de ellos tuvieron que permanecer afuera del estadio viendo el mitin en una pantalla gigante, ese había sido el acto más numeroso de esta contienda electoral. En el cierre de campaña efemelenista hemos visto más de cuatro veces esa cantidad de gente. Los cierres de campaña son una muestra clara de la real correlación de fuerza entre izquierda y derecha, los partidos de la burguesía están desacreditados y desprestigiados ante las amplias masas, realizaron un acto 5 o 6 veces menor en número que el del FMLN.
Debemos, sin embargo, señalar que la derecha hizo un acierto sobre el acto del frente. Mientras que la actividad del partido en muchas calles parecía una fiesta, un carnaval, que mostraba ciertamente la gran alegría por el cambio, no permitió hacer un acto más militante donde se pudiera alertar sobre los riesgos que hay para este 15 de marzo. Mientras tanto ARENA hizo un acto más político que le permitió cohesionar y orientar de mejor manera sus fuerzas. En este hicieron discursos que van en la lógica de su campaña, dieron declaraciones contra el comunismo y a favor de las libertades, llamados a la derecha a marchar unidos para evitar que Venezuela y Chávez gobiernen el país, es decir preparando a sus filas para evitar el gane del FMLN.
Por otro lado las declaraciones de Mauricio Funes fueron bastante claras al señalar que se nos quiere arrebatar la victoria con la preparación de un fraude electoral. Por desgracia miles de los ahí presentes no oyeron ese importante mensaje. Reconocer un peligro no lo elimina, si bien Mauricio Funes llamó a la defensa del voto creemos hubiera sido mejor ser más preciso en las medidas a tomar. Algunas de estas son muy evidentes como el ir a votar este 15 de marzo e incitar a nuestros conocidas a hacerlos, la estructura electoral también será clave pero no podemos olvidar que estamos dando una lucha no en nuestra trinchera sino en la del enemigo y que ARENA tiene de su lado al aparato Estatal con su conjunto de instituciones.
La real fuerza del FMLN esta en las calles y no en las urnas. El FMLN y Funes deben ser más enfáticos en el fortalecimiento de los comités de base y creación de comités de lucha contra el fraude, en que la población se mantenga en concentraciones vigilando el voto y de querer arrebatarnos el triunfo recurrir a la movilización contundente. Sabemos que ARENA nos acusará de violentos, para ellos la democracia significa que ellos nos roben el voto y nosotros nos quedemos cruzados de brazos. Aceptar la democracia y los resultados significa luchar por la defensa del voto popular y contra el fraude.
Un punto a destacar fue la presencia de la ex-formula presidencial del PCN que fueron expulsados burocráticamente para consolidar la llamada alianza de derechas. La presencia de Chévez-Garciaguirre y amplias bases evangélicas muestran las fracturas de la derecha que fundamentalmente en sus bases se han erosionado y votarán por el FMLN. También dirigentes y bases del PDC estuvieron presentes.
Funes hizo un llamado a un gobierno de unidad nacional, los marxistas sabemos diferenciar entre las bases de los partidos de derecha que ante la crisis rompen con ellos y buscan un cambio y dirigentes de derecha que no aspiran a un cambio real y que abandonan como las ratas el barco que se hunde. ¿Qué puede significar un gobierno de unidad nacional? Un gobierno con alianzas de derecha donde a la hora de intentar hacer cambios de fondo existan elementos que quieran frenar los cambios puede ser un gobierno donde bajo el pretexto de mantener la unidad no rompa con la burguesía que es la única manera de realizar los cambios a favor del pueblo salvadoreño. La gente en el fondo lo que quiere es un gobierno de izquierda, que aplique un claro programa de izquierda y el gabinete de Funes debe reflejar esto.
La derecha intenta impedir el gane del FMLN, si conseguimos derrotar el fraude intentará desde el primer momento boicotearlo y presionarlo para que no haga cambios que afecten los intereses de los grandes millonarios del país. Los trabajadores debemos organizarnos desde las bases para frenar el fraude recurriendo a sólidas movilizaciones, si el fraude se consuma debemos responder con una huelga general de 24 horas. Cuando llevemos al FMLN al gobierno debemos permanecer organizados, apoyar y presionar a nuestro gobierno en un sentido opuesto al de la burguesía, para que el gobierno de Funes-FMLN solucione nuestros problemas más sensibles como el empleo, la vivienda, salud, educación, mejoras en nuestros niveles de vida, etc. un cambio profundo no podrá venir de una sola persona por muy honesta y buen intencionada que esta sea, un cambio profundo solo es posible a través de la organización y la lucha de los trabajadores del campo y la ciudad. El cierre de campaña del FMLN el pasado 7 de marzo demostró una vez más el gran potencial revolucionario del partido y que si Funes y la dirección del FMLN se apoyan en la movilización de las masas la victoria y el cambio se podrán hacer realidad.

Ricardo Ayala

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