El 21 de febrero de 1934 era asesinado
Augusto César Sandino
"Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si
morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán."
"En uno de aquellos días manifesté a mis amigos que si en Nicaragua hubieran
cien hombres que la amaran tanto como yo, nuestra nación restauraría su
soberanía absoluta, puesta en peligro por el mismo imperialismo yanqui. Mis
amigos me contestaron que posiblemente habría en Nicaragua ese número de
hombres, o más..."
Augusto César Sandino
Nació en el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, departamento de Masaya. Su
madre fue una humilde campesina llamada Margarita Calderón, que se
desempeñaba como doméstica y obrera agrícola; su padre fue Gregorio Sandino,
un mediano propietario, productor agrícola.
Su infancia transcurrió al lado de su madre; ahí conoció y sufrió toda clase
de miserias y privaciones. A los once años pasó a vivir a casa de su padre.
"Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y
nervio de la raza."
En plena adolescencia Sandino fue testigo de la primera gran intervención
militar del imperialismo norteamericano en Nicaragua que culminó con el
asesinato del general Benjamín Zeledón.
"Era yo un muchacho de 17 años y presencié el destace de nicaragüenses en
Masaya y otros lugares de la República, por las fuerzas filibusteras
norteamericanas. Personalmente miré el cadáver de Benjamín Zeledón, quien
fue sepultado en Catarina, pueblo vecino al mío. La muerte de Zeledón me dio
la clave de nuestra situación nacional frente al filibusterismo
norteamericano; por esa razón, la guerra en que hemos estado empeñados, la
consideramos una continuación de aquella."
A la edad de 20 años Sandino deja la casa de su padre para buscar la manera
de hacer su vida por sí mismo, y así recorre haciendas y plantaciones
trabajando como ayudante de mecánica, volviendo más tarde a Niquinohomo para
dedicarse al comercio de granos. Posteriormente, Sandino sale hacia
Honduras, empleándose en La Ceiba como guardalmacén del Ingenio Montecristo,
propiedad de la Honduras Sugar and Distilling Company.
En el año 1923 deja Honduras y llega a Guatemala, donde se coloca en las
plantaciones de la United Fruti Company en Quiriguá; ese mismo año sigue su
viaje hacia México, donde comienza a trabajar en Tampico para la South
Pennsylvania Oil Company. En 1925 pasa al campamento de la Huasteca
Petroleum Company, en Cerro Azul, estado de Veracruz, donde permanece hasta
su regreso a Nicaragua en junio de 1926.
Estando en México, Sandino se vincula con líderes sindicales, obreros,
militantes socialistas, anarquistas y masones. Es ahí donde conoce las
luchas sindicales, la agresión yanqui contra México por el control de los
yacimientos petroleros, de la propia Revolución Mexicana y, en fin, del
progreso de las luchas de la clase trabajadora.
"...en vista de los abusos de Norteamérica en Nicaragua, partí de Tampico,
México, el 18 de mayo de 1926 -en donde me encontraba prestando mis
servicios materiales a la compañía yanqui- para ingresar al Ejército
Constitucionalista de Nicaragua, que combatía contra el régimen impuesto por
los banqueros yanquis en nuestra república."
A su regreso a Nicaragua, el país se encontraba sacudido por una guerra
civil, llamada Constitucionalista, resultado de la lucha entre los liberales
y conservadores por el control del poder político. En esta guerra, los
conservadores, una vez más, habían solicitado la intervención yanqui para
mantenerse en el poder.
Dentro de ésta guerra, Sandino aparece como una nueva fuerza que representa
las aspiraciones populares contra la dominación que casi dos décadas había
ejercido el imperialismo norteamericano en Nicaragua.
ACUERDO SOBRE LOS TRAIDORES DE LA PATRIA
"Son traidores a la Patria: Todo nicaragüense que con miras políticas
trafique con la honra de la nación, solicitando apoyo oficial de los
invasores de la patria, así como el gobierno de la Casa Blanca... El que
prestare ayuda a los invasores y traidores para asesinar a los patriotas
nicaragüenses que están defendiendo la soberanía nacional."
Ya en Nicaragua, se emplea en el mineral de San Albino en donde logra
constituir, con algunos mineros, la primera célula sandinista con la que
daría inicio a su propia batalla dentro de la Guerra Constitucionalista.
El primer combate se da en El Jícaro. La falta de experiencia de la columna
sandinista, la escasez y pésima calidad de las armas harían que sufrieran
una derrota, pero aquella pérdida sólo serviría para reafirmar su vocación
de lucha.
Posteriormente, Sandino reagrupa a su gente y, después de dejarla bajo
seguro en el cerro El Chipote, se dirige con unos pocos hombres hacia la
Costa Atlántica donde estaba el grueso de las tropas liberales, viajando en
pipantes sobre el Río Coco, en medio de la selva, en una travesía de muchos
días y de muchas penalidades que no podía realizarse sin la ayuda de los
indígenas zambos y misquitos que pueblan la zona. Soldados sandinistas
durante la guerra, esos indígenas formarían una eficiente aunque primitiva
marina de guerra con pipantes, llevando por el río guerrilleros, municiones
y alimentos.
El 14 de mayo de 1927, el imperialismo norteamericano puso fin a la Guerra
Constitucionalista, haciendo que liberales y conservadores firmaran el pacto
de El Espino Negro, donde se plantea el desarme general, la creación de la
Guardia nacional (GN) y la supervisión de las elecciones por parte de los
marines, terminándose así con las hostilidades.
Sandino es el único de los generales que rechaza la imposición yanqui y
decide continuar la lucha hasta expulsar a los marines, teniendo que
enfrentarse a traidores e invasores, en una larga lucha de liberación
nacional.
"Ya en el teatro de los acontecimientos me encontré con que los dirigentes
políticos, conservadores y liberales son una bola de canallas, cobardes y
traidores, incapaces de poder dirigir a un pueblo patriota y valeroso."
El 1ro. De julio de 1927, Sandino lanza su primer manifiesto:
"A los nicaragüenses, a los Centroamericanos, a la Raza Indohispana. ...ante
la patria y ante la Historia, juro que mi espada defenderá el decoro
nacional y dará la redención a los oprimidos. Acepto el reto del cobarde
coloso invasor y de los traidores a la Patria. Nuestros pechos serán
murallas donde se estrellen sus hordas, pues tengo la firme convicción de
que cuando hallan matado al último de mis soldados, más de un batallón de
los de ellos habrá mordido el polvo de mis agrestes montañas."
El día 16 de julio de 1927, Sandino atacó la ciudad de Ocotal, en el
departamento de Nueva Segovia, protegida por una guarnición de marines; con
aquella batalla, que duró desde las horas del amanecer hasta la tarde, el
mundo sabía que la guerra de liberación había comenzado.
"Cuando murió (Coronel Rufo Marín), era jefe de mi Estado Mayor, pero sin
grado oficial, porque apenas estábamos comenzando. Murió en la primera
batalla que tuvimos en el Ocotal, peleando como un león, al frente de su
columna, en el asalto al cuartel de los marinos, el 16 de julio de 1927. Fue
mi primer brazo derecho y gran alentador. Lo sentí inmensa y
fraternalmente."
El día 2 de septiembre de 1927, Sandino y sus hombres suscriben el documento
oficial de constitución del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de
Nicaragua.
El número de efectivos del Ejército Defensor varió, de entre 2000 a 6000
soldados que llegó a tener en la época de expansión más grande de sus
operaciones, en 1930-1932. Sus columnas estaban bajo el mando cada una de un
general, y cada una tenía a su cargo un área territorial de operaciones
militares, organización civil y paramilitar, recolección de impuestos, lo
mismo que para la organización de la producción agrícola.
En esas áreas llegaron a funcionar escuelas de primeras letras para los
soldados y los campesinos. En los cuarteles de la montaña había también
niños huérfanos de guerra, que se les conocía como el "Coro de Angeles".
Asistían a las emboscadas, y su papel consistía en dar gritos, vivas y hacer
toda clase de ruidos, dando unas veces la impresión de que el número de
sandinistas era mayor, y otras, que llegaban refuerzos. Estos niños, cuando
crecían, llegaban a ser soldados regulares y debían conquistar su propio
fusil, como el caso del coronel Santos López.
"Nuestro ejército es el más disciplinado, abnegado y desinteresado en todo
el mundo terrestre, porque tiene conciencia de su alto papel histórico."
"Nuestro ejército, por la magnitud de su lucha, constituye una autoridad
moral continental."
Combatientes internacionalistas acudieron al llamado de la lucha
antiimperialista de Nicaragua; intelectuales, estudiantes y obreros llegaban
de distintos puntos de América Latina hasta Las Segovias a prestar servicio
militar; los hubo de México, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Republica
Dominicana, Venezuela, Colombia, Honduras. Algunos como soldados de línea,
otros sirvieron en el Estado Mayor como secretarios de Sandino; varios allí
murieron.
"El amor a mi patria lo he puesto sobre todos los amores y tú debes
convencerte que para ser feliz conmigo, es menester que el sol de la
libertad brille en nuestras frentes." Carta de Sandino a Blanca Aráuz.
"Los actos de heroísmo de las mujeres que colaboraron en el ejército, no
sólo son muchísimos, sino que además las mayoría requieren largas historias
para explicar los sacrificios que sufrieron y los peligros que enfrentaron
por amor a la patria y todas, campesinas, maestras de escuelas, enfermeras,
amas de casa y aún señoritas de sociedad, rindieron servicios sin los cuales
nuestra guerra no habría sido posible."
Para hacer frente a aquellas perspectivas de una guerra larga, Sandino sabe
que necesitará mucho mas recursos de los que tiene, ya que sus armas son los
pocos rifles anticuados de la pasada guerra civil, o los que se recuperan a
los marines en las emboscadas y combates.
Por eso decide, en enero de 1929, escribir al presidente de México, Emilio
Portes Gil, pidiéndole la autorización de viajar hacia allá, llevando en
mente buscar personalmente la ayuda que necesita, ya que los comités más
entusiastas de apoyo a la lucha están en México.
En mayo de 1929, Sandino sale hacia Honduras en viaje a México, arribando en
28 de junio al puerto de Veracruz, donde es recibido por una miltitud. Va
acompañado por sus lugartenientes que pertenecen a las brigadas
internacionalistas: Farabundo Martí, Rubén Ardila Gómez, José de Paredes,
Gregorio Gilbert. Allí se les juntaría también su hermano Sócrates, quien
llegaba de Estados Unidos, donde había participado en los mitines
sandinistas en Nueva York.
Sandino definió así el carácter de su lucha:
"Este movimiento es nacional y antimperialista. Mantenemos la bandera de
libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica. Por lo demás en el
terreno social, este movimiento es popular..."
Durante el período de 1927 a 1932, Sandino y el Ejército Defensor de la
Soberanía Nacional de Nicaragua libraron más de 500 heroicos combates.
"De esta manera sangrienta, han sido una vez más castigados los asesinos
extraños y los patricidas que durante tanto tiempo han humillado la
soberanía de amada Nicaragua."
Después de haber derrotado la intervención militar norteamericana y dadas
las condiciones internas e internacionales que existían, Sandino decide el 2
de febrero de 1933 firmar un Convenio de Paz con el presidente Sacasa, sin
que esto significara que hubiera abandonado su programa de lucha.
"La paz se firmó para evitar el regreso de la intervención armada que apenas
estaba detrás de la puerta, esperando regresar antes de un año... Ese es el
secreto por el cual no salgo del Norte, para estar pendiente de todos los
momentos en que se presente la oportunidad de restaurar también nuestra
independencia política-económica."
Después de firmado el convenio, Sandino viaja varias veces a Managua a
entrevistarse con Sacasa para discutir las violaciones que ha dicho convenio
hacía la Guardia Nacional, asesinando y persiguiendo a los miembros del
Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.
La noche del 21 de febrero de 1934, cuando Sandino regresaba de la casa
presidencial, después de haber hablado con el presidente Sacasa, es detenido
frente al cuartel del Campo de Marte por una patrulla de la Guardia
Nacional. Don Gregorio Sandino y Sofonías Salvatierra son conducidos a
prisión, mientras que los generales Sandino, Estrada y Umanzor son llevados
al lugar de su ejecución, siendo fríamente asesinados a los pocos minutos.
La orden del imperialismo y del jefe director de la GN, Anastasio Somoza
García, había sido cumplida.
Aquellos que creyeron que con el asesinato de Sandino perecía una línea
política, militar e ideológica, estaban equivocados; el sandinismo se
hallaba arraigado en la conciencia de nuestro pueblo, buscando completar la
obra iniciada por el Padre de la Revolución Popular y Antiimperialista. Es
así como surge el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, heredero y
continuador del programa popular y antiimperialista del general Sandino.
Fuente: Congreso Bolivariano de los Pueblos