Schoklender sigue atacando a trabajadores, mientras crece la indignación por el desastre de la Fundación Madres de Plaza de Mayo

 
(AW) La periodista Yamila Blanco, despedida sin causa el jueves pasado por Sergio Schoklender de la Radio de las Madres, no ha sido reincorporada aún, por lo que aumenta la bronca y la indignación en contra del todopoderoso gerente de la Fundación-empresa. Mientras, se conoce más información acerca de la censura, patoteadas y corruptelas del hijo adoptivo de Hebe de Bonafini.
 
Buenos Aires, 10 de diciembre de 2007 (Agencia Walsh).- El clima de terror que Sergio Schoklender impone en el ámbito de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, con epicentro en la Universidad y en la Radio de las Madres, no impide que comiencen a trascender detalles de esa situación, mientras la periodista y locutora Yamila Blanco no ha sido aún reincorporada por el virulento patrón de esa vereda que cuenta con la protección incondicional de Hebe de Bonafini, y de no pocos personajes del gobierno K.
 
El despido sin causa de la joven periodista se enmarca en una serie de provocaciones que Schoklender y su fiel ladera Patricia Alonso vienen impulsando contra los trabajadores de la radio AM 530 La Voz de las Madres, asistidos por una poco capacitada empleada en tareas administrativas, Mara Palermo, apta sin embargo para botonear trabajadores/as que no sean de su simpatía (con especial ensañamiento contra los trabajadores del informativo) para que la patronal tome las mismas medidas que podrían tomar Clarín, Perfil o cualquier empresa capitalista del ramo, ubicadas supuestamente en las antípodas de las Madres.
 
Schoklender hace demostraciones impúdicas de poder a diario, llegando a secuestrar computadoras de la redacción de la radio a través de sus policías informáticos. Con métodos propios de la CIA y de cualquier servicio de inteligencia, han llegado a hurgar en los correos electrónicos personales de los trabajadores para encontrar frases que demuestren el asco que la gran mayoría de la radio siente por este personaje siniestro.
 
Frases que por cierto abundan, pues Schoklender no genera en estos ámbitos de trabajo ningún tipo de respeto, sino que domina a través del terror que imponen las técnicas tumberas que aprendió con maestría, técnicas en donde la perversión para hacer enfrentar a las personas y la violencia para consolidar su poder, están a la orden del día, como lo demuestra la presencia de sus matones armados, portadores de riguroso pasado tumbero.
 
Este panorama es observado por estas horas con asombro e indignación por decenas de organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos que pusieron el hombro y el corazón para apoyar a las Madres en duras épocas vividas en la Argentina. Entonces, Schoklender se doctoraba en las prácticas tumberas que ahora utiliza para enriquecerse a fuerza de corrupción y matonaje, con la indispensable ayuda financiera del gobierno K. que envía millones de pesos a las arcas de la Fundación-empresa, supuestamente para construir viviendas.
 
A la sensación de asombro siguió la de una inmensa bronca por parte de miles de militantes populares, tras la información veraz y comprobable ya difundida por esta agencia acerca de la censura en la radio. Censura que monitorea el propio director de la emisora, Pedro Lanteri, quien se ocupa de bajar la línea de prohibiciones y tachaduras que Schoklender y Bonafini disponen a través de férreas órdenes: hace pocas semanas Schoklender estalló en insultos contra un programa que osó invitar al estudio a Jorge Altamira, del Partido Obrero.
 
Las prohibiciones van desde nombrar a artistas como Joan Manuel Serrat y Mercedes Sosa (curiosamente, vecina de asiento de Hebe de Bonafini en los actos oficiales K.) a los periodistas Pablo Llonto, Herman Schiller, Néstor Kohan y Carlos Aznarez, expulsado hace dos meses por Schoklender con amenazas de golpes y tras una operación de espionaje interno comandada por el propio gerente general. A Schoklender sólo le falta torturar a sus adversarios, pero tal vez sea una cuestión de tiempo.
 
La memoria de lucha y dignidad de 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos no sólo que no se merece la ignominia del accionar de Schoklender, sino que debe despertar una respuesta colectiva de las organizaciones populares en contra del voraz gerente de la inmobiliaria, quien para concretar sus negocios no trepida en blanquear a los burócratas impresentables de la UOCRA, cómplices y mandantes de tanta agresión y ataques contra miles de trabajadores.
 
La respuesta, como no podía ser de otra manera, tiene que surgir de las gloriosas Madres que no se venden por billetes ni por nada: las Madres de Neuquén, que denunciaron semanas atrás la corruptela de la Fundación, realizan desde hoy la histórica Marcha de la Resistencia en esa provincia; mientras que las Madres de Santa Fe y Mar del Plata ya repudiaron tiempo atrás la pudrición de Schoklender y sus cómplices.
 
Estas Madres hace años que no participan de reuniones con Bonafini, pues desde la Asociación Madres de Plaza de Mayo les dicen que no hay dinero para comprar pasajes en micro. Estas, y otras Madres que están estoicamente de pie, seguramente seguirán los inquebrantables ejemplos de la lucha de ahora y siempre. La lucha que sigue reclamando juicio y castigo a los culpables, esos culpables a quienes el mafioso Schoklender se parece cada vez más.

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