¿SON LAS FARC TERRORISTAS?
Michael Frouling (ONU) y Alfonso Cano (FARC).
Las FARC gana cada día más credibilidad a nivel nacional e
internacional. Uribélez por el contrario desnuda su alma perversa.
No responde por las acciones que él ordena. ¿Quién responde por las
víctimas del Terrorismo de Estado? ¿Son las FARC 'terroristas' ?
¿Cuál sería la forma de una injerencia 'beneficiosa' de Europa en el
conflicto interno colombiano?, escribe Allende La Paz.
Por Allende La Paz, ANNCOL
A pesar de los intentos del régimen narco-paramilitar de Álvaro
Uribe Vélez para restarle credibilidad a las FARC, la organización
insurgente colombiana cada día que pasa gana más respetabilidad y
receptividad en amplios espacios de lo que se ha dado en llamar
la `comunidad internacional' y ni qué decir a nivel nacional.
Ello ha sido más que evidente en lo que Alfonso López Michelsen
llama `la crisis de la crisis', es decir, la reciente y terrible
muerte de los 11 diputados del Valle del Cauca, caídos por el `fuego
cruzado' entre las FARC y un grupo militar no identificado, pero que
todo apunta hacia grupos altamente especializados de las fuerzas
militares con asesores estadounidenses, que tienen la pretensión
de `rescatar' a los prisioneros en poder de las FARC, que es lo
mismo que matarlos en esos `intentos'.
La opinión internacional recibió el anuncio del Comando Conjunto de
Occidente de las FARC como una muestra de seriedad de la
organización guerrillera colombiana y le dio la credibilidad que
ameritaba tal noticia. Por ello el pronunciamiento de la Presidenta
de Francia y la Cancillería de ese país no pudo ser más clara:
Francia manifestó su oposición total a la orden de `rescate
militar'. Así de esa manera, nada diplomática claro, pero necesaria
en ese momento.
La condena a las operaciones militares de rescate fue la nota
predominante en las publicaciones internacionales. Todas, a una,
reclamaban que la culpabilidad recaía –y recae- en el presidente
colombiano. Nada más cierto. Ya lo han dicho otros analistas de
diferentes medios.
Uribélez y su política de guerra
¿Será necesario que la guerra `toque' a la oligarquía para poder
dialogar sobre la Paz?
Casi cinco años de permanencia en inquilinato en la Casa de Nariño
de Alva-raco Uribélez no han hecho nada más que profundizar la
guerra en Colombia y anegar los campos y ciudades colombianas con
sangre inocente.
Sus alaridos declarando la guerra a las FARC –al tiempo que la niega
farisaicamente- son ya hechos consuetudinarios. Es un lugar común en
las emisiones diarias que los diferentes medios de comunicación en
Colombia los estridentes llamados a los generales para
que `rescaten' a los prisioneros en poder de las FARC.
No hay escenario en que no lo haga. En Cali –a donde viajó
sospechosamente dos meses antes a `gobernar' desde allí- salió con
la letanía del `rescate militar'. En Buenaventura ordenó con `babaza
en la boca' el rescate de Ingrid Betancur. ¿Por qué lo hacía en el
Valle? Posteriormente el Comando Conjunto de Occidente de las FARC-
EP señalaba en comunicado publicado en ANNCOL que todos los días se
producían combates en la zona. El operativo militar que se
desarrolla en el Valle, Cauca y Nariño es casi igual al que se
desarrolla con el `Plan Patriota' en el suroriente del país.
Son diarias ya las estridencias histéricas diciéndole a los
militares –porque él es incapaz de hacerlo él mismo- que `ya hemos
acabado la mitad de las FARC, ahora vamos por la otra mitad', en
cuento que ni él mismo se cree. ¿Por qué Alva-raco Uribélez odia
tanto a las FARC? ¿Por qué su obsesión demencial por esta
organización guerrillera? ¿Qué enfermedad mental aqueja al
mandatario colombiano que se manifiesta obsesivo-compulsivo con las
FARC?
Sin embargo, cuando producto de su política de guerra –ordenada por
los gringos- quienes caen son miembros de la `clase política'
colombiana, no asume la responsabilidad, como corresponderí a a un
verdadero estadista, o como hacen los colombianos comunes y
corrientes todos los días en ejercicio de sus actividades
cotidianas. Pero en cambio vemos a el diario El Tiempo declarando
que ¡Colombia está de luto!, como si no lo estuviéramos desde 1948,
o ¿será que para El Tiempo los muertos que cuentan son los de los
oligarcas?
Pero Alva-raco Uribélez es cobarde, no se responsabiliza por los
11.282 asesinados `fuera de combate' por sus fuerzas militares-
narcoparamilitares. Nada dice de estos asesinatos. Nada,
absolutamente nada. Y ahora trata de reivindicar la muerte de los
diputados como un triunfo suyo al culpar a las FARC de ello. ¿Podrá
concebirse mente más criminal, más enferma?
¿Hasta cuándo persistirá la oligarquía y los gobernantes de turno
con sus políticas de guerra contra el pueblo?
¿O será que será necesario que la guerra en Colombia `toque' a la
cúpula de la `clase política', a los empresarios, a la cúpula
militar, es decir, a oligarquía colombiana, para que la guerra sea
considerada en serio por el inquilino de la Casa de Nariño, para que
comience en serio a dialogar una salida política al conflicto
interno colombiano y alcanzar la Paz?
¿Quién le cree a los militares colombianos?
Los militares en Colombia siempre asesinan y nunca han respondido
por esos crímenes.
Los militares colombianos –al igual que Alva-raco Uribélez- no
asumen su responsabilidad cuando sus planes fracasan. Cínicas las
declaraciones del general Freddy Padilla, cínicas y contradictorias.
Basta darse una pasadita por la página de las fuerzas militares
colombianas para ver la magnitud del operativo que desarrollan en la
zona de influencia del Comando Conjunto de Occidente.
Recordemos el masacramiento de civiles cuando el Palacio de
Justicia. Allí, todavía hoy, tratan de esconder sus crímenes, como
los `gatos'. Recordemos que desde 1964 las fuerzas militares
colombianas masacran a la población civil en aplicación de la
progringa Doctrina de Seguridad Nacional, pretendiendo `secarle el
agua al pez'.
Esta aplicación nefasta ha producido casi 100.000 muertos, civiles
inocentes, inermes, y ha producido el contubernio impúdico de las
fuerzas militares con las bandas narcotraficantes, llamadas narco-
paramilitares. Mancuso es responsable del asesinato de 6.000
campesinos. "Jorge 40" de 2.500 asesinatos. "Don Antonio",
lugarteniente de "Jorge 40", reconoce 533 asesinatos! Isaza `sólo'
se acuerda de 73! Y ninguno de los medios de comunicación ha
manifestado `horror' por este masacramiento inmisericordioso. Claro,
es que los muertos son del pueblo!
¿Cuántas masacres han sido perpetradas por las fuerzas militares-
narcoparamilitares en Colombia desde 1964? Desde Virgilio Barco
(1986-1990) hasta Álvaro Uribe Vélez (2002-…) han perpetrado 3.726
masacres! En ese mismo período han desaparecido –datos incompletos-
6.525 colombianos (secuestrados, torturados y ejecutados sin
contemplaciones) ; ejecutado extrajudicialmente (no en masacres, sino
casos individuales) 28.245 colombianos; han desplazado forzosamente
(casos denunciados y silenciosos) 5'440.000 colombianos.
Exterminaron la Unión Patriótica (5.000 líderes), partido de
izquierda fundado cuando los acuerdos de la Uribe entre las FARC y
el gobierno de Belisario Betancur, en aplicación de la DSN. Han
asesinado 4.500 líderes sindicales –según cifras de los propios
sindicalistas- para favorecer a las multinacionales y los empresas
nacionales e imponer el neoliberalismo.
¿Y quién responde por estos crímenes? ¿Los militares? NO! ¿Los
gobernantes de turno? NO! ¿Quién se duele de ellos? ¿Los medios de
comunicación oligárquicos? NO, porque como dicen los médicos, "el
dolor más fácil de soportar es el dolor ajeno". Es el pueblo quien
los llora.
¿Son las FARC terroristas?
Las FARC no aplican el terror ni individual ni colectivamente.
En estos precisos momentos es una necesidad que la comunidad
internacional analice la calificación de las FARC como una
organización `terrorista' . Su inclusión en esta `lista' fue hecha
por presión del primer estado terrorista del mundo, Estados Unidos.
Y ello no se compadece con la realidad.
La Unión Europea, especialmente, debe mirar objetivamente –
reconsiderar- su posición respecto de las FARC. Los hechos de las
FARC son serios y están al escrutinio de todo el mundo.
Las FARC nacen en 1964 como respuesta a la violencia desatada desde
el estado colombiano en aplicación del Plan LASO (Latin American
Security Operation) –un plan similar al Plan Colombia- y desde
entonces su primera bandera es la paz entre los colombianos. Su
seriedad respecto del Intercambio Humanitario 0 Canje de Prisioneros
de Guerra –una acepción más real- ha sido clara, diáfana,
categórica.
En un país en guerra –guerra del Estado contra el pueblo-, el pueblo
desarrolla sus formas de resistencia –entre ellas la guerrilla de
las FARC- y en esa guerra fratricida e impuesta, ha habido, hay y
habrá muertos de parte y parte. Esa es la dolorosísima realidad. En
esa guerra contra el pueblo participa todo el estado: poder
ejecutivo (ordena la guerra todos los días), poder legislativo
(legisla para la guerra, crea impuestos para la guerra) y el
judicial (que penaliza y desaparece el delito político).
Todos son actores de la guerra englobados en una de las partes: el
Estado. El estado pretende continuar aplicando sus doctrinas de
guerra para ellos continuar gobernando y aplicando políticas que
sólo favorecen sus intereses (ver el estado en que viven las
comunidades en Colombia: indigencia, pobreza, miseria, falta de
salud, de educación, servicios públicos, etc, en tanto la oligarquía
se enriquece: durante los tres primeros años de la administració n de
Álvaro Uribélez, los dos grandes oligarcas de Colombia, Julio Mario
Santodomingo y Luis Carlos Sarmiento Angulo, triplicaron sus
fortunas! ).
El pueblo, por su parte, desarrolla sus formas de resistencia,
incluida la creación de formas armadas, las guerrillas. Las FARC
tienen un programa que establece como su objetivo la "toma del
poder" y una estructura de mando que responde a las orientaciones
del Secretariado Nacional. Sus acciones militares tienen siempre
consideración política y su realización depende de consideraciones
políticas.
Las FARC no son un grupo terrorista porque no aplica el terror ni
individual ni colectivamente. Si aplicara el terror individualmente
hubiera matado quién sabe a cuántos politiqueros tradicionales
(liberales y conservadores) que han orientado el masacramiento de la
oposición y de los luchadores populares a través de los militares-
narcoparamilitares. Si las FARC fueran terroristas, tengan la
seguridad, la oligarquía ya hubiera sentido en su carne la mordedura
del plomo de la insurgencia.
Pero fieles a sus principios marxistas-leninista s, las FARC condenan
el terror como forma de accionar político-militar y no lo aplica
contra la oligarquía. Sus acciones van dirigidas a golpear a las
fuerzas militares-narcopara militares y, obligados por las
circunstancias de la guerra, en ocasiones captura a miembros de
la `clase política', a ciertos funcionarios estatales. Pero, hay que
tenerlo siempre presente, no es su principal forma de accionar.
El Canje de Prisioneros y la Paz
Si antes de la muerte de los diputados, el Intercambio o Canje era
una necesidad en la vida colombiana, ahora deviene en imperiosa. El
presidente colombiano no puede seguir jugando con la vida de los
prisioneros.
Ya lo han dicho muchos países de la comunidad internacional,
especialmente Francia, Suiza y España. La exigencia del Intercambio
o Canje de estos gobiernos al gobierno de Álvaro Uribe Vélez es una
injerencia beneficiosa para la Paz en Colombia. Que contrariará los
planes guerreristas de Estados Unidos que pretende mediante dichos
planes apoderarse de TODAS nuestras riquezas naturales con el mínimo
esfuerzo (el Plan Colombia lo sufraga Colombia en un 93,5%) y
lesionará lógicamente los intereses de otros países, especialmente
los europeos.
En dirección a la injerencia beneficiosa de Europa, es fundamental
el reconocimiento de las FARC como fuerza beligerante, como bien
señala la propia organización insurgente, toda vez que la demencial
ceguera de Álvaro Uribe Vélez sólo le permite escuchar los `cantos
de sirena' guerreristas de Estados Unidos, los cuales de paso
satisfacen su morbosa obsesión.
Nuestro Libertador Simón Bolívar decía al General Heres, el 25 de
julio de 1825:
«Contra los canallas pueden emplearse las armas que usan ellos
mismos»
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