En los meses de mayo y junio de 1960 comenzó a gestarse una agresión
económica del gobierno de estados Unidos para frenar el auge de la
Revolución cubana. Su objetivo era dejar sin petróleo al pueblo de Cuba con
sus posteriores consecuencias.
INICIO DE LA AGRESIÓN
El viernes 10 de junio, ante las cámaras de televisión, el Comandante en
Jefe, Fidel Castro Ruz, expuso que el gobierno de Estados Unidos había
acusado al Gobierno Revolucionario de que gastaba las divisas en armas y no
le pagaba a los proveedores norteamericanos.
En su intervención, Fidel explicó al pueblo, desconocedor en gran medida de
cómo funcionaban las operaciones comerciales internacionales, que cuando se
compran productos en el extranjero el pago de esa mercancía no se realiza
ipso facto. Cualquier casa importadora va a un banco y solicita las cartas
de créditos, y este documento tiene un valor equivalente en dólares en el
banco extranjero; es decir, los dólares no salen inmediatamente que se
compra, porque ese banco tiene una línea de crédito por 120 o 180 días.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos empezó a presionar sobre los
bancos norteamericanos para que eliminaran esa línea de crédito de modo que
Cuba tuviera que pagar al contado e inmediatamente. El compañero Fidel puso
como ejemplo que el Banco Trust Company tenía un crédito de 14 millones en
13 bancos norteamericanos; el Banco Núñez, dos y medio millones; el Banco
Agrícola Industrial, y el banco Nacional, 33 millones.
En Cuba todavía operaban por aquel entonces, tres grandes compañías
petroleras extranjeras: The Texas Company, Esso Standard Oil S. A., y la
Compañía Petrolera Shell de Cuba S. A., conocidas como Texaco, Esso y Shell,
respectivamente. El 17 de mayo, el Banco Nacional de Cuba envió una carta a
estas empresas petroleras explicándoles que, para el saldo de los atrasos
del combustible importado y del que se importaba diariamente se les iba a
pagar 20 millones de dólares de inmediato. Las tres compañías respondieron
expresando su satisfacción y hasta su agradecimiento por este acuerdo.
Veinte días después la Esso, la Shell y la Texaco, en contubernio con el
Departamento de Estado norteamericano, se incorporan a la agresión
económica.
EL NEGOCIO DEL PETRÓLEO EN CUBA
Poco tiempo después del triunfo de la Revolución se crea el Instituto Cubano
del Petróleo (ICP) para llevar adelante la política del Gobierno
Revolucionario con respecto al combustible. Para la economía cubana esta
decisión fue muy favorable, pues el petróleo que se refinaba en Cuba era
comprado en el extranjero por las mismas compañías que, siendo dueñas de las
refinerías, eran a la vez propietarias de grandes depósitos de petróleo en
otros países. La Esso, la Texaco y la Shell tenían un negocio fabuloso pues,
de los millones de dólares que Cuba se gastaba en combustible, estas
empresas al comprarse su propio petróleo ganaban varios millones de dólares
extras; y después que lo refinaban, entonces se ganaban no menos de 20
millones más de dólares en su venta al país.
Ante esta situación, el Gobierno Revolucionario decidió comprar directamente
su petróleo pagando el precio justo. Así, la primera acción fue ir al
mercado internacional a comprar el petróleo necesario para las primeras
pruebas.
El petróleo se encontró. Una compañía independiente norteamericana de
Venezuela vendía el barril a $2,10, mientras que las tres compañías que
operaban en Cuba compraban en sus casas matrices el barril del crudo al
precio de $2,80. Es decir, 70 centavos más caro el mismo barril. Lo que en
millones de barriles ascendía a millones de dólares.
Tras la transacción apareció otro obstáculo. Como esas compañías petroleras
controlaban la navegación, la empresa independiente que vendió el petróleo
no pudo cumplir por falta de barcos. Fidel explicó este incidente en su
intervención y luego de dar los detalles y de que se trataba de un acto de
provocación insólita, expresó:
Fue la primera zancadilla que nos pusieron. Entonces le compramos a una
empresa de la Unión Soviética un petróleo mejor, de 33 grados, a un precio
mucho más barato, ahorrándonos 88 centavos de dólar por barril.
Cuba tiene derecho a comprar el petróleo al precio más barato que pueda en
el mercado mundial, y entregarlo después a las refinerías para su proceso en
Cuba. Pero las compañías extranjeras no se resignan a perder el negociazo de
la reventa de la casa matriz a su subsidiaria de Cuba. Y cuando les
informamos que una parte de los cuatro millones de toneladas de petróleo,
que es el consumo de Cuba, se comprarían en otro mercado, coincidiendo con
declaraciones agresivas del Departamento de Estado americano, nos envían
tres comunicaciones conjuntas diciendo que no refinarán el petróleo de la
Unión Soviética. Es decir, se arrogan una facultad que sólo compete al
Estado. No quieren refinar el petróleo de la URSS después que el Gobierno
Revolucionario trató de comprarle ese combustible a compañías americanas y
boicotearon la compra. En Argentina se compra también algún petróleo en la
URSS y se refina en el país, y ellos no han actuado de la misma manera. Pero
éstos fueron al Departamento de Estado y por eso proceden así.
Junto a las declaraciones provocadoras, la Esso, la Shell y la Texaco
comenzaron a retirar a sus ingenieros y técnicos que trabajaban en las
refinerías, y estimulan la deserción de especialistas y obreros calificados
cubanos que trabajaban en sus plantas. Así, estas empresas desacatan las
leyes cubanas en un boicot absurdo, y se niegan a refinar el petróleo
soviético.
El jefe de la Revolución manifestó la necesidad de afrontar este problema
con mucha calma, y explicó la existencia de esta zancadilla para dejar al
país sin combustible y cómo el Gobierno Revolucionario se proponía dar la
batalla contra esa maniobra monopolística.
Por su parte, los obreros de las refinerías manifestaron su total respaldo a
las medidas que adoptaba la Revolución. A ellos, el compañero Fidel les
pidió mantener una actitud alerta y vigilante para evitar cualquier tipo de
sabotaje contra esas refinerías. Y a las compañías, les dijo:
[¼ ] sepan que este es un país soberano y que el Gobierno Revolucionario
está dispuesto a hacer cumplir las leyes de la República.
Que ante esta situación decidan ellas o rectificar, rectificar sí, la
decisión tomada o que caiga sobre ellos la culpa que no digan después que
fue el Gobierno Revolucionario que agredió y ocupó y confiscó.
Así que el Gobierno Revolucionario recoge el guante, les devuelve el guante
y que ellas decidan su propia suerte.
ESSO NO PUEDE SHELL PORQUE TEXACO DE AQUÍ
Ante las denuncias de Fidel, el pueblo se une para apoyar a su Revolución.
Con la jocosidad característica de los cubanos tomaron el nombre de las tres
empresas: Esso, Shell y Texaco, y elaboraron una frase que comenzó a
corearse por todos: Esso no puede Shell porque Texaco de aquí. (Eso no puede
ser porque te saco de aquí).
En horas de la noche del 24 de junio, en su acostumbrada comparecencia por
los canales de Televisión Revolución y las emisoras del FIEL, Fidel informó
que las compañías petroleras no habían respondido a sus planteamientos del
pasado 10 de junio, pero que les quedaba algún tiempo para recapacitar.
Ellas debían refinar el petróleo que el Gobierno cubano les entregara.
A dichas compañías solo se les estaba exigiendo el cumplimiento de la Ley de
Minerales-Combustibles del 9 de mayo de 1938, que en su artículo 44,
Apartado 3, dice: "Sus plantas vendrán obligadas a refinar petróleo del
Estado cuando el Gobierno así lo acuerde, estableciéndose entre ellas el
prorrateo correspondiente si las cantidades a declinar así lo demandan o lo
imponen. De modo que sea posible refinar todo el petróleo necesario y a un
precio que no exceda el costo de la operación, más un razonable beneficio
industrial".
Por lo tanto, no se trataba de una cuestión de escoger. Las compañías
petroleras estaban en la obligación legal de refinar el petróleo del Estado
cubano por una legislación firmada hacía 22 años atrás. La posición del
Gobierno Revolucionario fue determinante: las compañías debían refinar el
petróleo, y esta decisión no era negociable. Fidel reafirmó que si esas
compañías pensaban que Cuba iba a vacilar, sufrirían las consecuencias de su
lamentable equivocación.
Cuatro días después, a las 7:10 de la noche del 28 de junio, el Gobierno
Revolucionario dictó la Resolución No. 188, firmada por el Primer Ministro,
Fidel Castro Ruz, ese transcendental documento, luego de sus cinco POR
CUANTO, resuelve:
Primero.—Disponer que el Instituto Cubano de Petróleo (ICP) sitúe las
cantidades de petróleo crudo necesarias para garantizar el funcionamiento de
la planta refinación de The Texas Company. (West Indies) Ltd. y que ésta
cumpla con los abastecimientos de combustibles que le corresponden.
Segundo.—Que en caso de negativa de la mencionada empresa, a cumplir y
acatar las Leyes de nuestro País y las disposiciones que al amparo de ellas
emanaron del Gobierno Revolucionario del pueblo de Cuba, el Instituto Cubano
del Petróleo (ICP) procederá a intervenir dicha empresa adoptando las
medidas necesarias a fin de mantener en producción la refinería y el
cumplimiento ineludible de las Leyes de la República.
En la mañana del 29 de junio las refinerías de la Texaco, en Santiago de
Cuba y La Habana, comenzaron a procesar el petróleo del Estado cubano, tras
ser asumida la dirección de esta empresa por funcionarios del Instituto
Cubano del Petróleo.
La noticia de que el ICP había intervenido las refinerías de la Texaco,
causó gran júbilo entre los trabajadores, quienes de inmediato organizaron
actos de apoyo al Gobierno Revolucionario.
Al día siguiente, dos nuevas resoluciones, la No. 189 y 190, ambas del 30 de
junio, con igual contenido que la No.188 del 28 de junio, son firmadas por
el Primer Ministro, Fidel Castro Ruz. En este caso, la primera para
intervenir la Compañía Petrolera Shell de Cuba, S. A., y la segunda con el
mismo objetivo a la Esso Standard Oil S. A., si se negaran a cumplir y
acatar las leyes cubanas de refinar el petróleo adquirido por el país.
En una acción conjunta, en la mañana del primero de julio, fueron
intervenidas las refinerías de las compañías petroleras extranjeras Esso y
Shell por incumplir la Ley de Minerales Combustibles, al negarse a refinar
el petróleo adquirido por el Estado cubano. Se reafirmaba así la soberanía
política y la independencia económica de nuestra Patria en su afán de un
destino mejor.
Las tres resoluciones se interpusieron ante la primera zancadilla económica.
"Ellos —dijo Fidel— se quedaron sin refinerías y nosotros no nos quedamos
sin petróleo".
Eugenio Suárez Pérez