Muchacho, el pueblo
Recoge todas las botellas que se tiran al agua
Con mensajes de naufragio
El Pueblo es una gran memoria colectiva
Que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido
Hay que buscar esas botellas y refrescar la memoria
Leopoldo Marechal - “Rapsodia III. Asedio al Intendente”
El 1º de marzo es el día del ferroviario. Día olvidado, han tratado de borrarlo de todas las maneras, porque según dicen: No hay nada que recordar. El olvido, aún mantiene un cierto campo conquistado sobre la memoria en este simbólico 1º de marzo.
Dura lucha es la que han protagonizado tercamente los memoriosos ferroviarios, en el intento por hacer recular ese vacío, llamado olvido. Primero en la cabeza de los nuevos ferroviarios y luego en la sociedad. Hoy es un día de nostálgica recordación para los ferroviarios veteranos, que engrosan el ejército de desocupados y jubilados 85.000 ferroviarios a la calle y el ferrocarril saqueado, desintegrado, anulado, pasto de comerciantes y corruptos, políticos y gremialistas cipayos.
Es un día triste en esta larga diáspora, a pesar de ello, los ferroviarios, recuerdan lo que fueron y lo que fue el ferrocarril aquel, el deficitario. El recuerdo regresa en ese ¿té acordás? Momento del primer paso dado en busca de la memoria, el primer tranco dado para ganarle al olvido. Una de las características de los ferroviarios fue siempre su terquedad.
Pero es dable aclarar que, trabajar en el ferrocarril, no es lo mismo que ser ferroviario. El ferroviario incorporó a su Ser ese inmenso objeto metálico en movimiento, como su Sujeto: el es el ferrocarril, era de su pertenencia, no como una propiedad privada, sino porque él era parte constitutiva del ferrocarril, no estaba añadido, adosado, sino incluido; el ferrocarril y él constituían un conjunto integrado, armónico. Caminar por las playas de maniobras o recorrer sus rincones, era como recorrer el patio y las comisuras de tu casa.
Somos como fuimos, trabajadores trashumantes, solidarios, sembradores y cosechadores de ideas. Somos como nuestros hermanos aborígenes, donde el árbol (objeto) es el sujeto que los penetra, porque ellos son la naturaleza y no están sobre ella. Nosotros los ferroviarios somos el ferrocarril, no estamos sobre él.
La historia de los ferroviarios es un testimonio de lucha, de abnegaciones, sacrificios, rebeldías, muertes y desapariciones. Desde sus inicios el movimiento obrero ferroviario fue duramente reprimido. Nunca lo doblegaron. Todos los gobiernos de todos los signos trataron de sujetar y domesticar a los trabajadores ferrucas.
Desde 1888 a la 1896 la primera huelga masiva contra los ingleses, o la del 6 de enero de 1912 con 52 días de huelgas. 7000 ferroviarios enfrentaron a las 18 empresas británicas, y así, hasta el advenimiento del gobierno peronista, donde son movilizados militarmente en 1950, momento en que Eva Perón concurre a los talleres Remedios de Escalada para disuadirlos, no logrando tal cometido.
Muchos de esos compañeros que le dijeron no a Eva, más tarde, en 1955, integraron la Resistencia Peronista. Eran jóvenes peronistas en esa huelga, pero tenían metido dentro de su ser la pertenencia: la de corresponder a la clase obrera. Luego, después de 1955, represión, movilización, Plan Conintes en tiempos de Frondizi. Dura huelga resistente fue la de 1961, fueron 42 días de paro férreo contra el primer intento de desguace ferroviario de la mano del general Larkín.
La dictadura de Onganía militarizó a los ferroviarios mediante el decreto 5324, todos teníamos grado militar. La repuesta obrera fue la formación de las Comisiones Clandestinas Ferroviarias, y así, resistiendo todos los intentos represivos.
La dictadura militar de 1976, a través del genocidio, crea un vacío generacional entre los ferroviarios, compañeros desaparecidos por todo el territorio, se instala el terror, a pesar de ello los ferroviarios nunca dejaron de luchar. Resistieron de mil maneras diferentes dejando como saldo más de 90 compañeros desaparecidos y 40.000 cesantes. Los ferroviarios demostraron que la clase obrera resistió.
El regreso de las democracias relativas encuentra a la sociedad en su conjunto, al decir de John William Cooke, blanda. Los factores de poder adueñados y consolidados dentro del aparato del Estado ejecutan el desguace del ferrocarril. Primero son los intentos de Alfonsín de la mano del eficiente Terragno y, luego Menem, con toda la iconografía peronista y el embuste cierra los ferrocarriles y expulsa a 85.000 ferroviarios a la calle. Esa política continúo durante todos los gobiernos democráticos en forma sucesiva, hoy, se ha profundizado.
Con el ferrocarril desintegrado, más los ferroviarios expulsados, el sistema comete en un mismo acto un gigantesco Ferrocidio.
Así las cosas, hoy 1º de marzo del 2009, podemos decir que nuevamente los ferroviarios se van erectando. Nuevas luchas, mismos patrones, traidores de todo los pelajes, cipayos globalizados, intelectuales progress recontraconvertidos, otros reciclados, algunos sancionado judicialmente por un premio mal habido, profesionales almaceneros, y así: la mediocridad se instaló y nos cubre. Como dijera el poeta Roque Daltón: No hay héroes posibles cuando la tempestad ocurre en un oscuro mar de mierda.
1º de marzo del 2009, tiempo surcado por las luchas que comenzaron en el siglo XIX. Más de cien años, tiempo que les costó a los explotadores pretender domesticar la rebeldía ferroviaria, no pudieron. Hoy la realidad lo confirma, y nos permite afirmar que todo germina de nuevo, la clase obrera y los ferroviarios en forma particular, que en su dimensión dialéctica, ésta siempre renace de sus cenizas demostrando que no hay un fin, sino un recomienzo más dinámico. La clase obrera, la clase más antigua de la humanidad, nunca fue vencida a pesar de las persecuciones, genocidios, represiones, y las derrotas temporales.
Se va a cumplir otro aniversario del golpe de estado de marzo de 1976. Los ferroviarios fueron brutamente reprimidos. Hoy, los ferroviarios están de nuevo en el riel, como la clase obrera remontado la lucha en las calles.
Es que después de la derrota ferroviaria se intentaría la extinción de toda cultura obrera, empezando por la palabra. Los ferroviarios vivieron a través de la palabra por todo este tiempo; recorrieron el país montados en trenes de palabras. Ella fue y es la transmisora de ideas, historias, triunfos, derrotas, pero nunca acarreó historias de vencidos, porque siempre se resistió, siempre. Los ferroviarios nunca se dieron por derrotados ni aún derrotados, porque no estaban vencidos, conservaron la palabra, y mientras haya guardapalabras que las cobijen, la vida continúa.
Ellos, los que cercaron la Ciudadela Ferruca lo sabían, y se propusieron: ¡hay que arrebatarle la palabra a los ferroviarios! para vaciarles el lenguaje aquel. Nunca lo lograron.
Existen fenómenos que ocurren en el seno del pueblo, y hay que divulgarlos, porque son almacenamientos de vida. Durante la dictadura y los gobiernos democráticos serviles, los trabajadores ferroviarios escondieron el fuego sagrado de sus luchas. Cobijaron y clandestinizaron la palabra entre los rescoldos de las cenizas de la devastación ferroviaria. Los nuevos compañeros volvieron a soplar la brasa –es lo real maravilloso de la clase obrera-, dando nacimiento a nuevos retoños tibios, que encarnan la certeza de que la lucha continúa.
“El olvido es una herramienta de la clase dominante. Se ha dicho que hay un momento inicial de la memoria en que el río incontenible de lo vivido es tumultuoso,
Arrastra todo a su paso, espumante, y más allá, el río armoniza su cauce.
La memoria es un proceso social. No hay un solo memorioso, y si lo hay, es de algún modo arbitrario, porque quien narra elige un orden que jamás será espejo del pasado.” El Guardapalabras -(memorias de un ferroviario)
A modo de homenaje a los ferroviarios, en este 1º de marzo, del Libro de Cesar Vallejo España aparta de mí este cáliz”, el poema: Solía escribir con un dedo grande en el aire
Solía escribir con un dedo grande en el aire:
“¡Viban los compañeros! Pedro Rojas”,
de Miranda de Ebro, padre y hombre,
marido y hombre, ferroviario y hombre,
padre y más hombre, Pedro y sus dos muertes.
¡Viban los compañeros
a la cabecera de su aire escrito!
¡Viban con b del buitre en las enseñanzas
de Pedro
y de Rojas, del héroe y del mártir
Juan Carlos Cena, miembro fundador del Mo.Na.Re.FA (Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos)