Marchamos rumbo al Bicentenario sin los caminos de fierro, todo un
descarrilamiento perverso.
En el año que se inicia se conmemoraran los 200 años de la gesta de Mayo de
1810, que inició el camino a la independencia de nuestro país en 1816.
El 9 de julio de 1816 el Congreso de Tucumán declaró la independencia de
España “y de cualquier otra dominación extranjera”.
Hoy, 2010, es el año que se va a rememorar aquella gesta, es el bicentenario
de la Patria, debemos preguntarnos ¿cómo estamos hoy respecto a la
independencia de España y de cualquier otra dominación extranjera? Creo que
sí, que debemos hacerlo.
Para el bicentenario de la Patria no estará la “Sociedad del Camino de Fierro
de Buenos Aires al Oeste”, como se llamó el primer emprendimiento ferroviario.
Tampoco habrá más soberanía territorial, como no la hay en los subsuelos de
nuestra geografía ya que el capital extranjero succiona el gas y el petróleo
desviando la cuantiosa renta que genera fuera de nuestro territorio.
Impresionante rapiña, además, debemos tener en cuenta que nuestra Patria sufre
un feroz Déficit Bruto Interno, generado por la sumatoria de pobreza sobre
pobreza, de saqueo tras saqueo.
Sobre este punto, ni el gobierno, ni los organismos de derechos humanos se
expiden al respecto, es decir, esta problemática no corresponde a los tan
vapuleados derechos humanos, para el bicentenario la pobreza aumentará en
forma exponencial. Toda una vergüenza, no ajena, sino nuestra, la ciudadanía
no puede mirar para el otro lado, no puede ser indiferente, como ocurrió con
la venta vil de nuestras empresas.
Por todo esto, y otros latrocinios, es necesario afirmar que no habrá más
soberanía sobre nuestras honduras, porque se les permite a los colonizadores
que se lleven las riquezas preciosas de nuestra patria.
De seguir así, casi seguro, más tarde vendrán otros colonizadores que
escarbarán en lo profundo hasta llegar a las nacientes de las vertientes de
agua. Tampoco habrá soberanía territorial si continúan vendiendo a precio vil
las tierras a extranjeros en zonas fronterizas habitadas por nuestros paisanos
y comunidades originarias, mismos que son contabilizados como sub seres, o
como un vacuno o un arado o un poste. En el bicentenario debemos contabilizar
los retrocesos y los avances, sin perder la memoria sobre las entregas y las
traiciones a la Patria.
Todo se ha alterado, desfigurado, trocado, hemos vuelto a ser una colonia. La
esencia del 25 de mayo de 1810 y la del 9 de julio de 1816 se ha tergiversado,
hemos enajenado nuestra soberanía a precio de mercader, valorización que sólo
se otorga a los traidores de la Patria.
Ante tanta calamidad cito a Scalabrini Ortiz cuando nos recuerda
admonitoriamente que: Reconquistar el dominio político y económico de nuestra
propia tierra es nuestro deber para con nosotros mismos, para nuestros hijos y
para los hijos de nuestros hijos. No es una acción fácil pero tampoco es una
acción inabordable. Los revolucionarios de 1810, de donde provenimos, nos
dieron el ejemplo de que nada resiste la voluntad del hombre puesta al
servicio de una gran causa.
De nosotros depende su realización. No esperemos que otros hagan lo que
nosotros no somos capaces de hacer. Los gobiernos no pueden realizar sino
aquello que los pueblos saben pedir con autoridad y con firmeza: Historia de
los Ferrocarriles Argentinos.
El petróleo, el gas, nuestros minerales, las vertientes de agua potable, la
devastación de nuestros bosques, puertos, aduanas, el cielo, el mar
epicontinental, las riadas todo se ha enajenado. El hambre, la mortalidad
infantil, el genocidio silencioso de nuestras comunidades originarias y de
nuestros paisanos del país federal y de las orillas de las grandes ciudades,
la salud, la educación y así de seguido, es consecuencia de esa enajenación.
Luego del golpe de estado de 1955 ese Estado Nacional cambia, asume una
identidad no nacional, cipaya. En consecuencia, dentro del campo social,
comienza todo un proceso: el desmontaje de una formación ideológica de
carácter nacional, el mundo subjetivo del ciudadano era taladrado con las
ideas que imponían los colonialistas en su retorno al poder del Estado de la
mano de colonizados políticos.
Se inicia en forma constante y permanente una ofensiva contraria al sistema
integrado de transporte ferroviario constituido por efecto de la
nacionalización. Principia el boicot, vaciamiento, desestructuración,
desguace, paralización y su posterior saqueo. De seguido, comienzan a
implementarse las concesiones viles de los trenes de carga y pasajeros, a
cipayos nacionales y a extranjeros (brasileros). En forma paralela, como ya
mencioné, el cerramiento de los talleres ferroviarios, plantas de laminados
rieles, de llantas y ejes, es decir, la destrucción de la industria nacional
ferroviaria. Situación catastrófica que aún continúa camino al bicentenario.
La industria del transporte automotor se ha impuesto colonialmente a partir
del golpe de estado de 1955, ganando la batalla en 1990. Cerraron los
ferrocarriles en la época del gobierno cipayo y vende patria de Menem, pero
ningún otro gobierno que vino después ha intentado corregir este desatino
hasta la fecha.
Los ferrocarriles, se han clausurado, han expulsado a 85.000 trabajadores,
cerraron 37 talleres que constituían una industria ferroviaria nacional
independiente con desarrollo tecnológico propio, se clausuraron las plantas de
oxigeno, la fábrica de llantas y ejes, de locomotoras diesel en talleres
Liniers, Talleres Tafí Viejo que fabricaban coches, vagones, locomotoras de
vapor junto a talleres Córdoba, se detuvo el tren laminador de rieles en
Somisa, más de 40 hospitales y centros de salud se clausuraron, 30.000 km de
vías cesaron su actividad. Inmensa red inerme, la más extensa de
Latinoamérica, se ha transformado en un esqueleto oxidado que abraza yermo un
territorio deshabitado.
A raíz de esa paralización los pueblos se desconectaron, se vaciaron, no
tienen más agua, los cercó la sed, se cortó la comunicación, se desconectaron,
se fracturó la conexión territorial, hoy llegan aproximadamente a 1200 los
pueblos fantasmas. Fue tanta la desesperación y la desesperanza que
abandonaron hasta sus muertos en los cementerios, hoy tapados de maleza.
Vale la pregunta: ¿Cuánto vale un pueblo desparecido? ¿Cuánto costó su
construcción cultural y económica? ¿Como lo contabilizamos?
Quienes digan que no ha habido ni hay políticas de estado, debo responder que
sí, que las hay, pero responden a intereses coloniales, no nacionales que
beneficien a la patria y sus pobladores. Políticas ejecutadas por cipayos y
vendepatrias, traidores a la Patria, no hay otros términos. Me pregunto y me
apresto a oír en este año 2010: ¿¡Cuanta hipocresía volcarán este año en sus
discursos, políticos, politiqueros y gobernantes!? ¿Para quienes hablaran?
Cuanta….hipocresía
Para continuar haciendo un balance sobre el ferrocarril en este bicentenario
es necesario remontarnos en la historia, para así poder apreciar mejor este
desastre
El ferrocarril nace y se expande en el mismo espacio temporal cuando la patria
era adolescente, en 1857, en los albores del modelo agro-exportador. Escasa
diferencia en las nacientes, patria y ferrocarril vienen juntos desde esa
temporalidad. Podemos inferir o señalar con certeza que patria y ferrocarril
crecieron casi fronterizos, y en ese proceso de desarrollo y formación de la
nación, el ferrocarril aportó en la creación de pueblos y a su integración
territorial, vertebrando sus economías regionales, enhebrando las
comunicaciones y la cultura entre esas poblaciones; acarreando, además, salud
en los trenes sanitarios y aguateros, fue el principal contribuyente al
formato del transporte nacional en todas sus variantes, entre otras cosas.
El Estado Nacional jugó un papel fundamental en las diferentes etapas de la
construcción del ferrocarril: inauguración, expansión, consolidación,
nacionalización. Hecho histórico, si lo hubo, el de la nacionalización. Una
vez nacionalizados pasaron a constituir un sistema de transporte integrado que
se inscribía dentro de un proyecto de desarrollo y crecimiento del país, donde
el modo ferroviario se totalizaba en un factor de progreso, integrador y
articulador de los espacios económicos y sociales, expandiéndose por toda la
geografía nacional. Este, el ferrocarril, pasa a ser un elemento solidario,
comunicador, de conexión entre las distintas regiones del país, contribuyó al
desarrollo de las economías regionales, todo enmarcado dentro de un proyecto
de Nación
Por eso, afirmamos que el estado Nacional recorre e interviene de punta a
punta toda la historia ferroviaria. En cada una de las etapas de la formación
de ese Estado los factores de poder han dejado una marca indeleble; en forma
significativa se destaca el período de la nacionalización y luego, la
destrucción del sistema integrado de transporte ferroviario.
El proceso histórico de los ferrocarriles termina en la década de los 90 con
la desintegración y devastación en sus estructuras, expulsando a 85.000
trabajadores, cerrando todos lo servicios esenciales que beneficiaba al
pueblo, produciendo en un mismo acto un terrible ferrocidio. Hecho aberrante,
si los hay, donde se utilizan perversamente las mismas iconografías, banderas
y simbología que cuando se nacionalizaron. Acontecimiento enmarcado por una
tenaz resistencia de los trabajadores ferroviarios que soportaron espalda
contra espalda la ofensiva de traidores y vende patrias.
Dos huelgas significantes fueron las que resistieron los trabajadores
ferroviarios frente a las políticas de paralización del ferrocarril, la de
1961 durante el gobierno de Frondizi contra el Plan Larkin y la huelga de 1991
en resistencia contra las políticas nefastas del gobierno de Menem. En ambas,
el estado implementó una feroz represión y, durante la dictadura militar la
represión dejó como un saldo luctuoso 90 compañeros desaparecidos.
Los siguientes gobiernos, que administraron este mismo Estado, continuaron con
la idéntica política entreguista hasta la fecha.
Es dable tener en cuenta que el subsuelo de la Patria, como decía Raúl
Scalabrini Ortiz, ocurren otras manifestaciones. No todo es silencio y
quietud, pasajeros, maestros/as, vecinos/as, trabajadores/as ferroviarios/as y
de otros oficios, desocupados/as y ocupados/as, profesionales, estudiantes se
organizan por fuera de organizaciones tullidas y sin firmeza. Creando sus
propias estructuras organizativas y de información. Cuestión que causa horror
entre los colonizados y colonizadores.
La clase política gobernante y opositora, integrada por líderes mediocres que
se dicen salvadores, no intenta tan siquiera modificar nada, mezquinos
colonizados ni hablan de la realidad calamitosa que nos circunda. Ni un
balbuceo por beneficiar al pueblo que dicen representar, significa que la
hipocresía y la mentira se han adueñado de la situación política que es
fronteriza camino a la traición.
Párrafo aparte merecería la intelectualidad argentina, con sus honrosas
excepciones, diría, porque no merecen más espacio, el papel que les tocó
cumplir fue lamentable.
“El rol crítico de los intelectuales de denunciar el sistema y a sus
procesos-democracia capitalista, imperialismo, relaciones de producción
explotadoras-, es reemplazado por la evasión y el vacío del lenguaje del
balbuceo discursante.
El estilo del lenguaje revela la esencia de la perspectiva. Los intelectuales
en retirada ya no se dirigen a un auditorio de clase específico la clase
obrera), sino a las fuerzas democráticas, a Europa, a los gerentes del statu
quo, los cancerberos culturales, los reglamentadores políticos, la elite
negociadora de los pactos sociales y políticos”: (Los intelectuales en
retirada, James Petras, Nueva Sociedad Nº 107 - 1990).
En el mismo camino podemos decir que los políticos mediocres no tienen olfato.
Es que…”La vulgaridad es el blasón nobiliario de los hombres ensoberbecidos de
su mediocridad, la custodian como al tesoro el avaro”: J. Ingenieros. El
hombre mediocre.
Mientras en los países desarrollados del mundo el ferrocarril se consolida
como el modo más barato y eficiente, dándole un enorme Beneficio Público a
cada Nación, acá, obedeciendo al imperio, se cierra esa geografía enrielada
que tiene más de 150 años.
Debemos recuperar los ferrocarriles porque es un bien nacional, como así todos
los bienes enajenados. La Empresa Ferroviaria que nosotros proponemos y
necesitamos debe ser: propiedad del estado, monopólica, moderna y eficiente.
Debemos volver a construir ese Sistema Integrado de Transporte Ferroviario,
Industria y Comunicaciones que se constituyó con la nacionalización y que
perversamente destruyeron después de 1955.
En forma empecinada, por otro lado, los ferroviarios continuamos diciendo: que
a pesar de la derrota que sufrimos por luchar en defensa del ferrocarril, esa
derrota no significa que nos vencieron, aunque sean sinónimos, no es igual a
la hora de pensar en las luchas del movimiento obrero. Por ello continuamos en
la porfía resistente por recuperar el ferrocarril, para que regrese como un
servicio público, que beneficie a la nación y al pueblo, que integre de nuevo
la geografía enrielada, retorne y reanude la vertebración de las economías
regionales, reavive la comunicación perdida entre pueblos y regiones.
Que el Estado tenga en sus manos el transporte, la energía y las
comunicaciones es una cuestión de soberanía nacional, que le permite
posesionarse como Nación Soberana frente al mundo. Apropiarse de cualquier
manera de esos resortes fundamentales del desarrollo, tiene que ver con
objetivos nacionales estratégicos irrenunciables.
Siempre decimos desde el Mo.Na.Re.FA (Movimiento Nacional por la Recuperación
de los Ferrocarriles Argentinos) que el Ferrocarril es una Cuestión Nacional,
porque es un bien nacional, donde todos debemos involucrarnos. El ferrocarril
no es de nadie en particular, es de la Nación, de sus pobladores que hoy
sufren una grave y perniciosa usurpación.
Todos debemos recuperar la memoria, apelar a ella y sublevarla. Porque los
pueblos que permiten que los despojen de su memoria, se opacan y mueren.
El olvido está lleno de memoria, dijera Mario Benedetti.
Entonces, hay que recuperar la memoria, al lograrlo será señal que atrapamos y
derrocamos al olvido, y que lo vamos a destazar y que de sus entrañas le
arrancaremos y pondremos a la luz la memoria encarcelada. Veremos que no hay
una sola memoria, la memoria es una cuestión colectiva. Al derrotar al olvido
estas se asociaran y, en este caso, graficaran que el ferrocarril debe volver
al Estado, como antes.
Debe ser, centralizado en las grandes decisiones y descentralizados en su
operatividad, monopólico, eficiente, moderno, que sea una prestación pública
al servicio del país. Razón que tiene que ver con la defensa de la soberanía
territorial, ligada a la recuperación de la dignidad y la ética pérdida, ya
que sin ellas nada podrá alcanzarse. Todo debe estar enmarcado en un proyecto
de país libre y soberano.
Tener o no Ferrocarriles Estatales es una definición de Estado de carácter
estratégico, que tiene que ver con la soberanía nacional.
Argentina es el único país que su territorio es invadido y surcado por
empresas extranjeras, violentando la soberanía nacional.
“Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre
no conoce lo que puede, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal
vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía”: Mariano Moreno
A 51 Años de la desaparición de Raúl Scalabrini Ortiz
A 61 años de la nacionalización de los ferrocarriles
Juan Carlos Cena, miembro fundador del Mo.Na.Re.FA (Movimiento Nacional por la
Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos).