El despido de la docente Diana Lacal en la UCES luego de liderar la conformación de un espacio gremial es la muestra de un régimen laboral impuesto en los años menemistas y que se profundiza cada vez más. Contratos temporales, carencia de licencias de todo tipo -como la de enfermedad-, sin vacaciones pagas, ni derecho a la sindicalización, son algunas de las características. El Estado ha otorgado participación a estas universidades en órganos académicos nacionales pero no controla en nada el auténtico régimen explotador que se ha impuesto sobre los trabajadores de la educación en las universidades privadas argentinas.
Por ANRed - M
DOCENTES PRECARIZADOS II
La precarización laboral y los contratos basura son moneda corriente en el ámbito privado. El trabajo docente en particular es uno de los más afectados por esta situación. A la alta exigencia de formación y actualización del profesional de la educación se le retribuye con salarios mal pagos, pésimas condiciones de trabajo e incluso persecución laboral a la hora de defender sus derechos.
Así como ANRed ha analizado la situación de los profesores de español para extranjeros , se adentra ahora en la incipiente organización de otro sector de la enseñanza: el del docente de universidades privadas.
Universidades privadas en Argentina: el invento menemista
La ley de Educación Superior (LES) de los años '90 permitió a los inversores de la educación privada ganar importantes terrenos. Entre otras medidas, las universidades privadas se integraron al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), y el órgano de evaluación externa CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) validó los títulos de estas universidades en igualdad de condiciones que las universidades públicas. La CONEAU es un organismo que depende de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación. Se creó en 1996, a partir de la LES, con el fin de acreditar las carreras de grado y posgrado y habilitar los títulos otorgados. De esa manera, el sector privado queda equiparado al público, se definen objetivos comunes y se les exigen los mismos requisitos.
La intención de esta política educativa era clara: reducir el gasto estatal y pagar deuda externa, en concordancia con las directivas del Banco Mundial. Así, el organismo internacional tuvo total injerencia en las decisiones acerca del uso del presupuesto educativo de la Nación. Con el mismo objetivo de reducir gastos, el Banco Mundial también exigió que el Estado se encargue exclusivamente de la educación básica y que se transfiera el resto al sector privado.
En este sentido, la implementación de la LES ha dado sus frutos. El Estado recorta el presupuesto de universidades públicas, que funcionan en condiciones paupérrimas y se sostienen gracias al trabajo de docentes "ad-honorem", mientras que las universidades privadas engrosan sus matrículas para acceder a carreras que tienen la misma validez para el sistema académico. Actualmente hay 43 universidades privadas en el país, y su matrícula ha crecido 6,9% en los últimos diez años, mientras que, en el mismo período, sólo creció 1,2% la matrícula de las universidades públicas.
Mientras que al docente de universidades privadas se le exige excelencia desde el punto de vista académico, desde una perspectiva laboral lejos está su situación de ser digna. El inciso (c) del Artículo 63 de la LES hace referencia a uno de los criterios que la CONEAU deberá tener en cuenta para habilitar las carreras a dictar en las universidades privadas. Considera para ello: "El nivel académico del cuerpo de profesores con el que se contará inicialmente, su trayectoria en investigación científica y en docencia universitaria". Pero, ¿bajo qué condiciones? ¿qué ley regula la situación en la que trabajarán estos docentes? Al respecto, nada dice la LES y ningún convenio colectivo de trabajo posterior. Por eso mismo, no es casual que, una vez normalizada la situación de las universidades privadas de acuerdo con los criterios de la LES, la precarización de sus docentes vaya en aumento y parece que nada pudiera detenerla.
La situación laboral de los docentes universitarios privados
Si bien se regularizó la participación de las universidades privadas en el mundo académico, nada se hizo con la situación de los docentes que quedaron así bajo el azar permitido por la flexibilización laboral.
De ese modo, las condiciones laborales en la mayoría de ellas son absolutamente precarias. Dada la ausencia de un estatuto docente que rija los derechos del trabajador de la educación superior en el ámbito privado, hay derechos básicos que no son cumplidos. No existen licencias por enfermedad o por maternidad: docente enfermo, docente que no cobra; en la mayoría de los casos no hay reconocimiento de antigüedad y los contratos son cuatrimestrales, a lo sumo un docente con trayectoria en la institución puede llegar a recibir un honorario en enero que hace a la vez de vacaciones, puesto que la noción histórica de "vacaciones pagas" brilla por su ausencia.
En estas condiciones, pensar en un futuro laboral al menos previsible, o planificar la participación a largo plazo en una institución determinada se torna imposible. Tal como afirman algunos docentes "a la hora de jubilarnos tampoco somos reconocidos como docentes, ya que los aportes jubilatorios (en muchos casos discontinuos) entran en una caja general que no habilita para ningún régimen especial como tienen otros docentes de distintas categorías"[1].
Cansados de esta situación, los docentes universitarios privados comienzan a organizarse en torno al Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP). Entre ellos se destaca la incipiente organización de los docentes de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) quienes comenzaron a nuclearse a fines del año 2009 con 100 afiliados al sindicato dispuestos a hacer frente a las adversidades cotidianas.
UCES: la indecencia, un compromiso
La UCES es una universidad privada aprobada como tal en el año 1991 por el ministro de Educación Antonio Salonia. Actualmente cuenta con siete facultades con sus respectivas carreras de grado y seis áreas que dictan cursos de posgrado. Pese a que la empresa año a año aumenta la matrícula y sus ingresos, los docentes no tienen participación alguna en las ganancias crecientes. Por el contrario, padecen las condiciones de precarización ya mencionadas. Frente a esta situación, a fines del 2009 los docentes forman el DOU (Docentes Organizados en Uces) para poder iniciar reclamos básicos que mejoren sus condiciones laborales.
La respuesta de la empresa no tardó en llegar. El 30 de diciembre, la docente Diana Lacal, una de las impulsoras de la organización docente, recibió su aviso de despido. La profesora Lacal hacía 17 años que dictaba las materias Sociología y Teorías de la Comunicación en varias carreras de la universidad. Fue despedida sin causa alguna que diera lugar a la medida aparte de su participación en el grupo de docentes movilizados.
El despido llega en un momento estratégico, puesto que es un tiempo de cierre de la actividad académica. Los docentes no se dejaron amedentrar y no cesaron en la continuidad de los reclamos, aunque debieron sumar ahora una tarea inmediata y urgente: reclamar la reincorporación de la profesora Lacal y denunciar los procedimientos discriminatorios empleados contra la docente despedida.
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NOTA:
[1] Más información en http://docentesuces.blogspot.com