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Con
los colores de Colombia.
Así apareció el
presidente Alvaro Uribe
el lunes 31, en
Villavicencio, para
hablar con los
negociadores y la
prensa.
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02 de enero
2008. - Según lo revela este miércoles el diario El
Clarín de Argentina, el presidente colombiano,
Alvaro Uribe, ordenó el pasado fin de semana,
operaciones de espionaje contra la delegación
internacional que esperaba en la ciudad de
Villavicencio, las coordenadas de las FARC para la
liberación de Clara Rojas, su hijo Enmanuel y la ex
congresista Consuelo González.
Las operaciones de espionaje que ordenó Uribe contra
la delegación internacional fue apenas una parte de
los intentos del gobierno colombiano para sabotear
la labor de los altos representantes de Argentina,
Brasil, Cuba, Bolivia, Ecuador, Francia y Suiza. De
acuerdo a las revelaciones del diario argentino,
obtenidas por fuentes oficiales que se encontraban
en Villavicencio, el presidente Uribe quería romper
la Operación Enmanuel a toda costa.
"Primero quiso quebrar la cohesión de las
delegaciones: hasta las separaron físicamente en
distintas fincas, lo que prácticamente les impedía
reunirse. Ni hablar de las operaciones de espionaje.
La estancia donde se alojaba Kirchner era
sobrevolada permanentemente por un avión fantasma;
había micrófonos hasta debajo de la cama y militares
hasta en los lugares más privados. Como no lograba
romper la unidad de los delegados, Uribe les
comunicó el domingo por la noche, a través del
comisionado Luis Carlos Restrepo, que no garantizaba
su seguridad en la selva, especialmente la de
Kirchner y la del brasileño Marco Aurelio García.
Pese a eso, los garantes dijeron que se quedarían."
"Ahí apostó más fuerte y se fue a Villavicencio con
esa historia del chico. Quería a toda costa romper
la negociación."
Ante la "hipótesis" planteada por el Presidente
Uribe, uno de los garantes internacionales tomó la
palabra para criticar la actitud de Colombia.
"Es un cagada olímpica... Es algo macabro,
tendencioso... Otra maniobra para desplazar a Hugo
Chávez y Piedad Córdoba como facilitadores de la
entrega de los rehenes," dijo acertadamente.
Las revelaciones del Clarín coinciden plenamente con
las apreciaciones del Presidente de Venezuela, Hugo
Chávez, quien expresó inmediatamente que el Gobierno
de Colombia había dinamitado el proceso de
liberación de rehenes.
A continuación el reportaje del diario El Clarín...
El trasfondo de la batalla entre Uribe y Chávez por
la entrega de los rehenes
La presencia de Uribe en Villavicencio sorprendió a
todos. Hizo un anuncio que marcó el fin de la espera
de los garantes: el niño Emmanuel estaría en un
asilo. Chávez salió a decir que seguirá con las
negociaciones clandestinas.
Por: Paula Lugones
El Clarín. 2 de enero de 2008.
Fuente: VILLAVICENCIO. ENVIADA ESPECIAL
Sos un audaz", le dijo Néstor Kirchner al presidente
Alvaro Uribe. "Si esta historia llega a ser falsa va
a ser un papelón para vos", explicó. El colombiano
lo miraba impávido y hacía ejercicios de relajación.
Pasaba la mano por encima de la cabeza y estiraba el
cuello lentamente, para un lado y para el otro.
Acababa de dar a todos los delegados
internacionales, reunidos en una base militar en
Villavicencio, una noticia bomba: había aparecido un
niño en un asilo colombiano que, "según una
hipótesis", podría ser Emmanuel, el chico nacido en
cautiverio y que iba a ser liberado por las FARC,
junto a su madre Clara Rojas y a la ex congresista
Consuelo González.
Según relataron a Clarín fuentes de las delegaciones
argentina, colombiana y brasileña, la novedad
impactó dramáticamente entre los garantes, que
esperaban las coordenadas de la guerrilla para salir
en dos helicópteros rumbo a algún sitio de la selva
donde se entregarían los rehenes. Esta noticia y la
demora en la llegada de los datos por parte de las
FARC, que en un comunicado por la mañana
argumentaron falta de seguridad por bombardeos del
ejército colombiano en la zona, frustraron la
"Operación Emmanuel" y los delegados tuvieron que
volverse a casa.
Ayer, el presidente Hugo Chávez anunció que, pese al
traspié, seguiría avanzando en gestiones
"clandestinas" para la liberación. Colombia le
respondió que esas gestiones "no tienen sentido".
Mientras que fuentes argentinas analizaba ante
Clarín que "si las FARC fuesen inteligentes ahora
deberían liberar rápido a los tres rehenes, para
mostrar que Uribe se equivocó".
El presidente colombiano, que había mantenido un
bajo perfil hasta el lunes, copó así el centro de la
escena con un viaje de Bogotá a Villavicencio, esta
ciudad de 350.000 habitantes rodeada de montañas
selváticas, por donde se desplaza la guerrilla.
Con una guayabera de finísimo hilado blanco,
pantalón y sombrero ranchero al tono, Uribe se
reunió con los delegados de Argentina, Brasil, Cuba,
Francia, Ecuador, Suiza y Bolivia, más las distintas
personalidades que operaban como garantes.
Estuvieron hablando por más de una hora y el
colombiano les contó que las FARC "mienten". Como
prueba relató varios ejemplos y, mientras masticaba
lentamente una durísima carne de cebú, sacó su as de
la manga: la inesperada hipótesis del niño en el
asilo.
"Es un cagada olímpica", graficó sin eufemismos uno
de los negociadores. "Es algo macabro, tendencioso",
agregó. Y lo comparó con la "maniobra" que el
colombiano había hecho en noviembre al desplazar a
Hugo Chávez y Piedad Córdoba como facilitadores de
la entrega de los rehenes en manos de las FARC.
Según interpretan fuentes presentes en la reunión,
la jugada de Uribe formó parte de una estrategia de
ruptura de la operación. Primero quiso quebrar la
cohesión de las delegaciones: hasta las separaron
físicamente en distintas fincas, lo que
prácticamente les impedía reunirse. Ni hablar de las
operaciones de espionaje. La estancia donde se
alojaba Kirchner era sobrevolada permanentemente por
un avión fantasma; "había micrófonos hasta debajo de
la cama" y militares hasta en los lugares más
privados, revelaron fuentes de la misión.
Como no lograba romper la unidad de los delegados,
Uribe les comunicó el domingo por la noche, a través
del comisionado Luis Carlos Restrepo, que no
garantizaba su seguridad en la selva, especialmente
la de Kirchner y la del brasileño Marco Aurelio
García. Pese a eso, los garantes dijeron que se
quedarían.
"Ahí apostó más fuerte y se fue a Villavicencio con
esa historia del chico. Quería a toda costa romper
la negociación", dijeron a Clarín fuentes
argentinas.
Mientras transcurría la reunión, el canciller
venezolano Nicolás Maduro salió al parque a hablar
por teléfono, seguramente con Chávez. Se lo veía
caminar nervioso, de aquí para allá.
Cuando el encuentro terminó, Uribe salió rodeado de
militares y se acercó a los periodistas a dar su
discurso, similar al que le había dado a los
delegados. Dijo que daba todas las garantías de
seguridad y su jefe del ejército señaló que "no
había combates en la zona". Una fuente de la
delegación argentina destacó una sutileza: "Que no
haya 'combates' no significa necesariamente que no
hay bombardeos".
El colombiano ofreció su mensaje en un atril con la
bandera colombiana (se puso para la ocasión un manto
al hombro con los mismos colores) y se rodeó de su
gente. Los delegados salieron en grupo, pasaron a
metros de Uribe y siguieron de largo, prácticamente
sin mirarlo. Poco después, en otro aeropuerto,
Kirchner habló como vocero de los garantes y anunció
"dificultades que impidieron la concreción" de la
liberación. "Se trata del más delicado y crucial
momento, donde es necesario reunir todas las
condiciones para garantizar la seguridad de todos y
el éxito de la operación".
Además -en nombre del resto- instó a Uribe a crear
"un espacio humanitario y seguro que permita el
traslado de los rehenes" y a las FARC a "abstenerse
de realizar acciones durante la operación
humanitaria". Para los delegados era hora de volver
a casa.
http://www.clarin.com/diario/2008/01/02/elmundo/i-01815.htm