Más de 10.000 uruguayos marcharon en silencio por el centro de Montevideo para
reclamar “verdad y justicia” para los crímenes cometidos durante la dictadura
militar (1973-1985) como paso imprescindible para la “reconciliación”.
Ciudadanos de toda edad y condición, entre ellos el presidente del país, José
Mujica, participaron en esta décimo quinta Marcha del Silencio, con la que
cada 20 de mayo desde 1995 se recuerda a los detenidos desaparecidos y a las
personas asesinadas a manos de las Fuerzas Armadas y la Policía bajo el
gobierno militar.
La marcha recorrió la principal arteria de la capital presidida por el lema
“Sin la verdad ni la justicia no hay reconciliación”.
En medio de un silencio solo roto por la lectura de los nombres de las
víctimas de la represión, cuyas fotografías acompañaron la marcha, los
manifestantes también pidieron el fin de la Ley de Caducidad, que impide
juzgar a los militares y policías acusados de violar los derechos humanos
durante la dictadura.
Esta ley, aprobada tras el regreso de la democracia al país en 1985, fue
sometida a referéndum en Uruguay el año pasado, pero pese a la intensa campaña
dirigida por el sindicato Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención
Nacional de Trabajadores (PIT-CNT) y las asociaciones de víctimas, la
propuesta de anularla no recibió los votos suficientes.
Aun así, tanto desde el oficialista Frente Amplio como desde las
organizaciones sociales se sigue exigiendo su eliminación, al ser una norma
que impide hacer justicia “sobre unos crímenes imprescriptibles”, explicó a
Efe el diputado Luis Puig.
Marta Passelle, de la Asociación de Madres y Familiares de Detenidos
Desaparecidos, organización que convocó la manifestación, señaló a Efe que el
objetivo de esta edición sigue siendo el mismo que hace 15 años: “reclamar la
verdad” a aquellos que la siguen ocultando.
“Estamos en la búsqueda de la verdad, y solo puede haber reconciliación hasta
que ésta se conozca. Ya lo dijimos en otras marchas y lo seguimos diciendo
ahora: la verdad sigue secuestrada mientras no se conozcan los
hechos y mientras nuestros familiares sigan desaparecidos”, afirmó Passelle.
La dirigente de la organización apuntó que son los militares “los que saben lo
que ocurrió”, y que si no lo cuentan es por una decisión de sus dirigentes.
“Ellos sabrán lo que hacen, pero está claro que tendrán que cambiar esa
postura si quieren que la sociedad uruguaya los acepte de una vez por todas”,
señaló.
La marcha de este año fue precedida anoche por un mensaje de la Asociación de
Familiares de Desaparecidos que fue transmitido en cadena de televisión
nacional, un hecho sin precedentes en la historia del país.
En la transmisión la organización pidió a los ciudadanos que acudieran a la
manifestación para seguir luchando por “encontrar la verdad que perversamente”
aún se oculta a manos de las Fuerzas Armadas.
Ese mensaje había despertado gran interés en Uruguay, tanto por ser el primero
que se realizaba por televisión como por la polémica desatada entre la
organización y el presidente del país, José Mujica, por las intenciones del
mandatario de acercar posturas con los militares en aras de la reconciliación
nacional.
La polémica, sin embargo, no tuvo lugar en la marcha, a la que Mujica, quien
hoy cumplió 75 años, acudió acompañado de su esposa, la senadora Lucía
Topolansky, y en la que caminó entre la multitud como un ciudadano más.
La Marcha del Silencio recuerda el asesinato el 20 de mayo de 1976 de los
legisladores Zelmar Michelini, del izquierdista Frente Amplio, de Héctor
Gutiérrez Ruiz, del Partido Nacional, y de los militantes de la guerrilla
tupamara Rosario Barredo y William Whitelaw.
Los cuatro fueron secuestrados en Buenos Aires antes de ser asesinados, un
crimen por el que ya fueron procesados y condenados el ex dictador Juan María
Bordaberry y su entonces ministro de Asuntos Exteriores, Juan Carlos Blanco.
Cifras oficiales sitúan en 37 las personas desaparecidas en la dictadura,
mientras que organizaciones de defensa de los derechos humanos apuntan que son
más de 200.
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