¡Volvemos para Cuba!
Sacerdote LUIS BARRIOS*
Comenzó nuestra Caravana de Pastores por la Paz y este año venimos con más energía que nunca. Seguimos retando el bloqueo arbitrario, inmoral e inhumano que el gobierno de Estados Unidos, por más de 40 años, ha utilizado para castigar a Cuba por haber realizado una transición en el 1959 hacia una democracia socialista.
Esta democracia socialista, establecida y defendida con una revolución del pueblo, ha sido unos de los golpes más contundentes hacia el imperialismo, colonialismo, neo liberalismo, capitalismo corporativo, dominación cultural, etnocentrismo y cristo-centrismo estadounidense. Esta revolución socialista asimismo, le quebró la espina dorsal al credo del manifiesto divino y dejó al descubierto la hipocresía de la política del buen vecino de la doctrina Monroe.
Por otro lado, esta democracia socialista ha demostrado con una agenda humanista que las relaciones entre los seres humanos deben de estar fundamentadas en el bienestar del pueblo. Y por supuesto, la construcción de relaciones saludables entre los seres humanos debe de garantizar la protección de los derechos humanos y civiles. De aquí la manera en que el socialismo democrático en Cuba garantiza la participación política; igualdad económica; la armonía entre la sociedad civil y política; y el que toda persona electa a una posición en el gobierno, responda a las necesidades del pueblo que le eligió.
Cuba le ha demostrado al mundo entero que otro mundo, con mayor respeto y amor hacia la humanidad, es posible. La práctica de este socialismo, aunque sea ateo en teoría, hace real la presencia de Dios, mientras que la práctica de nuestro capitalismo, aunque crea en Dios, la niega diariamente.
Ahora bien, tengo que confesar que Cuba no es perfecta. O sea, no es el paraíso. Usted me preguntará; ¿hay violación de derecho humano, arresto indiscriminado, torturas y/o asesinatos políticos en Cuba? Yo le diría con toda honestidad que sí; todos los días. Por supuesto, todo esto está ocurriendo en la base de Guantánamo, un pedazo de la soberanía de Cuba colonizada y administrada por el gobierno de Estados Unidos. O sea, estos crímenes contra la humanidad no se llevan a cabo por el gobierno establecido con la revolución cubana, sino más bien por el gobierno de Estados Unidos. Aquí la hipocresía de la supuesta defensa de los derechos humanos que Washington nos quiere mercadear.
Pero a la misma vez tengo que decir que Cuba no es el infierno. Si usted quiere ver infierno yo le invito a que se de una vuelta por el Nueva Orleáns posterior a Katrina para que vea la realidad infernal la cual por un lado nos quieren ocultar y por otro lado no quieren corregir. Este es un infierno aquí en la tierra para la gente pobre, negra y/o latina que Bush y su gobierno genocida, intencionalmente han construido.
En otras palabras, la Revolución cubana tiene toda la intención de contrarrestar la doctrina capitalista en donde se quiere hacer creer que la felicidad del pueblo debe de estar fundamentada en la acumulación de dinero, el libre mercado de las corporaciones para hacer lo que les da la gana, la privatización de los servicios básicos sociales como la educación y la salud, etc.
De aquí el que sostenga que cuando hablamos de democracia, justicia, reconciliación o libertad todo esto debe de estar analizado dentro del contexto de la capacidad que tenemos de establecer sistemas políticos, económicos y/o sociales que garanticen la erradicación de toda opresión y la exclusión.
Es por todo esto que nuestra Iglesia San Romero de Las Américas en la ciudad de Nueva York compró un autobús y el mismo está donado al pueblo cubano. En este autobús hemos viajado unas 25 personas por toda la costa este y el sur de Estados Unidos, y ya estamos en Texas y nos reuniremos con otros hermanos. En total son unos 13 vehículos con unas 150 personas y traemos para el pueblo de Cuba 90 toneladas de ayuda humanitaria, o sea, 90 toneladas de nuestro amor subversivo. (Tomado de El Diario-La Prensa, de Nueva York)
* Luis Barrios, sacerdote de la Iglesia San Romero de Las Américas, en Nueva York.
GRANMA

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