Lehman Brothers ha anunciado esta mañana que quiere declararse en bancarrota después de que Barclays y Bank of America abandonaran las negociaciones para comprar la firma. La situación precipitó no sólo la compra de Merril Lynch por parte de Bank of America, en una operación que dará como resultado un megagigante bancario; la mayor aseguradora del mundo AIG, por su parte, también se encuentra en conversaciones para su posible venta, según los medios estadounidenses. Pero a pesar de lo grave de la crisis y de las reestructuraciones en curso, éste sólo puede ser el comienzo de esta película de terror financiero. Es que la quiebra de Lehman que ya se llevó puesto a Merril, puede iniciar una corrida sobre el resto de los bancos de inversión como Goldman Sachs y Morgan Stanley, otros bancos de inversión o brokers que son parte de grandes bancos comerciales como el JP Morgan y el Citigroup. Es por eso que la FED en innumerables reuniones de emergencia con los principales popes de las finanzas ha diseñado una serie de iniciativas privadas y públicas para intentar proteger el sistema financiero de las consecuencias de la quiebra. Entre éstas, la FED ha anunciado nuevas medidas para frenar la escasez de liquidez y diez de los bancos más grandes del mundo han llegado a un acuerdo para formar un fondo de 70.000 millones para garantizar la estabilidad del sistema.
La crisis es fenomenal y hasta ahora imparable y tiene la potencialidad de hacer naufragar al conjunto del sistema financiero. La visión de la FED, de que después de la “madre de todos los salvatajes” un colapso de un banco como Lehman -que a diferencia del Bear Stearns dejó caer frente a la solicitud de respaldo de Barclays para quedarse con la entidad- podría ser absorbido menos traumáticamente por el sistema financiero, podría resultar ilusoria. Lehman es más grande que Bear Stearn, es un jugador más importante en varios segmentos del mercado financiero y otros grandes pesos pesados de Wall Street están interconectados con esta institución en decenas de operaciones. Por eso su colapso puede desatar el pánico y una corrida sobre el resto del sistema financiero.
De los cinco bancos de inversión que había a comienzos de años, uno entró en quiebra, otro fue salvado por la FED y comprado por el Bank of America y otro fue directamente absorbido por este mismo banco. Está en duda la supervivencia independiente de los otros dos. Esto en el país que hasta hace muy poco era presentado como el sistema financiero más sólido del mundo. La crisis es fenomenal y no para, a pesar de los masivos salvatajes estatales, inyección de liquidez de la FED y demás bancos centrales. Estas horas y días pueden ser centrales para ver si el capitalismo evita un crack o no. Por eso el nerviosismo de los agentes financieros esta por las nubes.
Juan Chingo